Un fichaje fantasma

Carlos Bianchi, el entrenador del Atlético, también tiene caprichos. En concreto, dos. Uno, no querer la incorporación inmediata de Javier Mascherano, medio centro argentino del Corinthians, brasileño, con el que el club rojiblanco ya ha llegado a un acuerdo. Otro, traerse ya al también argentino José María, El Pampa, Calvo (Quenumá, 1981), un lateral, que puede jugar tanto por la izquierda como por la derecha, del Boca Juniors, de 24 años y al que hizo debutar él mismo en 2000. Sin embargo, cuando el club daba por cerrada la operación, alguien se percató de que el jugador ocuparía plaza de extranjero -según El Larguero, de la Cadena Ser- y paralizó la operación.

En principio estaba previsto que Calvo llegará mañana a Madrid como cedido para esta temporada, pero con opción a compra. La cesión le hubiese costado al Atlético 25.000 euros y la adquisición final, un desembolso de algo más de un millón. El único carrilero izquierdo de la plantilla es Antonio López. Detrás de él sólo está el filial.

No destaca mucho Calvo por nada en particular. No es especialmente ofensivo, no centra especialmente bien. Sin embargo, tiene un manejo del balón más que aceptable para tratarse de un defensa, según comenta el analista argentino Christian Leblebidjian. Emergió de la cantera del Boca, a la que llegó con 12 años como medio centro o interior con vocación ofensiva. En estos momentos, el técnico del conjunto bonaerense, Alfio Basile, le mantiene como suplente de Hugo Ibarra, procedente del Espanyol, en el lateral diestro.

Pero el idilio entre Calvo y Bianchi tiene un origen. Una explicación. En la final de la Copa Intercontinental de 2001, entre el Boca y el Bayern Múnich, entró en el campo en el minuto 17 sustituyendo a Martínez, lesionado. En la primera ocasión en la que tocó el balón se desgarró un muslo. No importó. Siguió jugando hasta el final, 73 minutos, aguantando el dolor. Desde entonces jugó con Bianchi 82 encuentros de los 119 en los que estuvo a sus órdenes. Parece que el reencuentro entre Bianchi y su corajudo discípulo no será posible.

En diciembre sí es muy probable que llegue Mascherano. La contratación del pivote sólo depende de que Bianchi dé su visto bueno

Pero el idilio entre Calvo y Bianchi tiene un origen. Una explicación. En la final de la Copa Intercontinental de 2001, entre el Boca y el Bayern Múnich, entró en el campo en el minuto 17 sustituyendo a Martínez, lesionado. En la primera ocasión en la que tocó el balón se desgarró un muslo. No importó. Siguió jugando hasta el final, 73 minutos, aguantando el dolor. Desde entonces jugó con Bianchi 82 encuentros de los 119 en los que estuvo a sus órdenes.

Con esta incorporación el Atlético dará por cerrada la plantilla. Al menos, hasta enero. Entonces es muy probable que llegue Mascherano. La contratación del pivote sólo depende de que Bianchi dé su visto bueno. Por el momento, ha preferido al pundonoroso Calvo.