_
_
_
_

El acuerdo entre vecinos y grupos alternativos marca la tranquilidad de la fiesta mayor de Sants

El destrozo anteayer de parte del decorado de la calle de Finlàndia, en Sants, fue recibido en el barrio barcelonés con preocupación. Los vecinos temían que el estropicio se convirtiera en el preludio de una serie de actos vandálicos. Finalmente, no ha sido así. Tan sólo fue un incidente aislado que no ha conseguido romper la calma con la que está transcurriendo hasta ahora su fiesta mayor.

Sobre la destrucción de una de las portaladas de la calle de Finlàndia, engalanada con motivos faraónicos, corren por la barriada dos versiones. "Todo apunta a un accidente. Parece ser que la portalada se rompió porque un grupo de personas se apoyó en ella para hacerse una fotografía", explica Francesc Mañé, presidente de la Federación de Asociaciones y Comisiones de calles de la Fiesta Mayor de Sants.

Aunque Mañé también vive en la calle de Finlàndia, algunos de sus vecinos creen que el desaguisado sí fue obra de unos vándalos. Afirman que en las madrugadas grupos de jóvenes, visiblemente borrachos, arman jaleo y no les dejan dormir. Dicen que cerca de la decoración destrozada aparecieron botellas de cerveza. La calle paga las consecuencias de su cercanía con la estación de Sants, cuyos alrededores acogen botellones espontáneos de gente remisa a acabar la juerga. En el resto de calles decoradas reina la calma, según corroboraron representantes de sus comisiones vecinales.

Fuentes de la Guardia Urbana aseguraron que no se han producido altercados. Un portavoz del distrito de Sants sostiene que este éxito se debe al cumplimiento de los acuerdos entre los vecinos y los organizadores de los actos alternativos, estos últimos agrupados en la Asamblea del Barrio de Sants. Los festejos paralelos se celebraron hasta ayer en la plaza de Osca y hoy se trasladan a la de Sants y a parte de la calle de Finlàndia. La asamblea alternativa se comprometió a cumplir los horarios de cese de actividades, a cambio de espacios para sus actos, urinarios públicos y puntos de luz. El problema, apuntan fuentes del distrito, es que al barrio acuden estos días algunos jóvenes que no se conforman con acabar el jolgorio a las dos de la madrugada, actitud que puede acarrear incidentes y peleas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_