Salarios, precios
Parece ser que el salario real -lo que se cobra, independientemente de contratos, leyes, contabilidades- es un 0,8% menor al terminar el segundo trimestre (dato de ILCA: Indicador Laboral de Comunidades Autónomas); pero dicen las empresas que es una compensación por la "caída sistemática de la productividad media por persona ocupada" (basefinanciera.com). Pronósticos generales: de aquí a fin de año seguirán disminuyendo productividad y salarios medios reales. No encuentro datos sobre la apertura de ángulo de los salarios: es decir, en cuánto aumentaron los muy altos y cómo disminuyeron los muy bajos. Es posible que la media no nos permita conocer la miseria de fondo. Tampoco conozco a qué se debe la baja de productividad: puede que a las empresas en sí, más que a los trabajadores. Puede que a la disminución de mercados exteriores que arrojan un balance muy malo: adquirimos más de lo que vendemos. Es posible que se deba a la comparación entre productos. Es clásico en España elogiar los productos diciendo "Es de importación". Pero en países próximos oigo decir con desdén "Es español", de lo que no van a comprar. Puede que sea injusto: pero la verdad es que la España hipotecada fabrica con poca calidad y, algo peor, no sabe usar, entretener y poner en funcionamiento pleno la técnica que adquiere.
La idea empresarial dentro de lo que podemos llamar el estilo Cuevas parece ser que la máquina que salga algo más cara, que tenga que reponerse antes y que necesite frecuentes recambios, es mejor que el obrero más fino porque no plantea conflictos, no tiene sindicatos, no amenaza con huelgas y arrastra gastos de seguridad social e impuestos. Es posible que eso sea así. Lo que puede pasar también es que esa técnica mal usada, mal tratada y mal explotada produzca finalmente la reducción de la productividad. Lo cual repercutiría en los salarios humanos como se dice, aun siendo inocentes. Sí, pero así baja la inflación. Sí, pero -otra vez- así se reducen las ventas interiores en el pequeño comercio. Está ocurriendo en la práctica de cada día, aparte los informes, un caso que se acentúa en agosto: quienes cerraron por vacaciones no abrirán más, y dejarán a sus morosos detrás de ellos. Y se están viendo desaparecer artículos que en el trágico septiembre aumentarán de precio. Más los anunciados en alquileres, colegios, servicios públicos... Lo que siempre se ha llamado "un otoño caliente".
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