Shaheen se ahoga en la ría

Saif Saeed Shaheen, la cara desencajada, el labio inferior temblándole sin control, corría camino de la gloria y en busca de la historia, dispuesto a romper su récord de los 3.000 metros obstáculos en la reunión de Zúrich, la cuarta prueba de la Golden League. El qatarí, que antes era keniano y se llamaba Stephen Cherono, corría desbocado contra el reloj, huérfano de liebres desde el segundo kilómetro, sin preocuparse de sus propios titubeos, sin obsesionarse con los pasos inseguros que daba cada vez que tenía que saltar una valla. Y, cuando ya miraba de reojo al marcador, cuando ya sabía que todo era cuestión de segundos, que ya sólo le quedaba un salto, que podía batir su propia plusmarca mundial..., se cayó. Fue en la última curva, tras la última valla, negociando la última ría. Fueron apenas unos instantes, tan sólo unos segundos, los necesarios para que se zambullera en el agua y se levantara para seguir corriendo. Suficientes para que no bajase de los ocho minutos - hizo 8m 2,69s- y no se acercase siquiera a su propio récord: 7m 53,63s.

Bajo la lluvia, sin importarle la lenta pista suiza, Gatlin volvió a ganar los 100 metros

Por detrás de Shaheen, campeón del mundo en Helsinki, un abismo, el desierto, casi 50 metros de distancia con Brimin Kiprop, plata en los Juegos Olímpicos de Atenas, y aún más distancia con Paul Koech, tercero en la cita griega. Más lejos todavía llegaron Antonio Jiménez Pentinel, sexto, y Luis Miguel Martín Berlanas y Eliseo Martín, últimos.

Tras las emociones de los 3.000 metros obstáculos, los 15.000 espectadores reunidos en el estadio Letzigrund se encontraron con una decepcionante marca en los 100 metros: nadie bajó de los 10 segundos. Ausente el jamaicano Asafa Powell, plusmarquista de la distancia, todos los focos apuntaban a Justin Gatlin, doble oro mundialista en los 100 y los 200. Y el estadounidense, un competidor nato, no defraudó: ganó embutido en un mono de ribetes dorados, ajeno a la lluvia y a la pista de Zúrich, con fama de lenta entre los velocistas. Por no importarle, a Gatlin ni siquiera le alteró ser el último en reaccionar en la salida: a los 40 metros ya lideraba la prueba, que ganó en 10,14s.

No todos los campeones de Helsinki estrenaron título con victoria. La bahameña Tonique Williams-Darling, oro en los 400, fue la primera derrotada. Su prueba vive tiempos de tensa espera, aguardando lo que está por llegar. Por ahora, el presente es suyo. Mientras tanto, la mexicana Ana Guevara -tres medallas mundialistas y una olímpica- sigue buscando en Liubliana (Eslovenia) las claves de su baja forma. El futuro, sin embargo, pertenece a la estadounidense Sanya Richards, de 20 años, que ayer firmó la mejor marca anual, 48,92s, y recordó a la bahameña que, con 29 años, su reinado no será eterno. Menos dudas dejaron los 400 masculinos, en los que el estadounidense Jeremy Wariner, lejos de lo que se espera de él, ganó con 44,67s.