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Crítica:EL ARROZ NUESTRO DE CADA DÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Con bogavante: un lujo a su alcance

Algo sucede en los últimos años para que el summum de la elegancia en el arroz se haya desplazado desde las exóticas y espinosas antenas de la langosta a los poderosos brazos del bogavante, en un bamboleo marino que dejaría asombrado al propio Julio Iglesias.

Quizás sea -aunque no lo creemos- que los aficionados al bicho en general hayan leído a Pla y consensuado con él que más vale fuerza que maña, y que la dureza y solidez de las carnes del bogavante en nada pueden compararse con la suavidad y dulzura de las que atesora la langosta.

O quizás lo que ha ocurrido es que los nuevos comensales tienen sed de éxitos y prefieren un bogando delante - de lo que se come se cría- que no oteando el horizonte en busca de enemigos, en un juego filológico que enamoraría al propio sabio Corominas.

Lo habitual es el origen incierto, la cocción corta y el sabor venido de un abismo de raspas

O por fin la duda estriba en saber si lo que les atrajo del animal es que Plinio lo llamaba león marino y ¿quién no pretende ser un león ante el mundo que nos avasalla?

Bien están las paellas marineras, los caldosos de cigalas o los secos del señoret, pero ante la santa palabra: un arroz meloso de bogavante, el mundo se descubre.

Por supuesto nada hay que decir de la fastuosa combinación que proporciona el sabor del bogavante para hacer un caldo, sobre todo si los que lo han rodeado en el momento de hervir y traspasar los sabores al agua eran de su misma elegancia y calidad; y menos aún si la riqueza del comensal -y la generosidad del patrón- deja que dichos sabores se adquieran con la razonablemente prolongada cocción del mismo y la inevitable perversión de los restos cárnicos del acorazado animal, que solo valdrán ya para pasto de sumideros.

Y menos aún si lo comido fue pescado en aguas mediterráneas o de nuestro próximo Atlántico gallego y no en las lejanas y frías del Canadá, o en otras aún más remotas.

Pero, para desgracia de gastrónomos y halago de expertos en cultivar la imagen, lo habitual es que el origen sea incierto - que siempre será mejor que malo conocido-, la cocción corta -para poder decorar el plato con unas carnes que no se precipiten con la mera visión-, y por tanto el sabor venido de un abismo donde las raspas y las cabezas de otros míseros y sabrosos pecezuelos nos brindarán la oportunidad de tomar una buena sopa de arroz marinera. Pero eso si, el color del dinero y el del caparazón del bogavante -rojo y desteñido de los que eran originales- nos darán la ilusión que comemos lujo.

Cómo hacerlo

Arroz meloso con costillas

- INGREDIENTES

400 gramos de arroz

1 bogavante

2 ñoras

3 dientes de ajo

250 gramos de calamares

200 gramos de gambas

200 gramos de atún fresco

1 kilogramo de pescado para hacer un 'fumet'

Aceite de oliva

Sal

Azafrán y pimentón

- PREPARACIÓN

Cocer con agua y sal el pescado para realizar el 'fumet'. A éste se le puede añadir un 'bouquet garní'. Después de hervir 30 minutos se cuela y reserva el caldo. Podemos reducirlo para darle más sabor, ajustando la sal.

En una paella se sofríen los ajos y las ñoras. Se añade el calamar cortado, las gambas y el atún también en pequeños trozos.

Se añade el arroz y se rehoga con el pimentón. Se parte el bogavante en pedazos y se coloca entre todos los componentes, sofriéndolo también.

Majamos en un mortero las ñoras con los dientes de ajo y el azafrán y un poquito de caldo de pescado, incorporando todo a la paella.

Se moja con algo más del doble de 'fumet' que de arroz y se cuece unos quince minutos a fuego fuerte y cinco más a fuego medio, intentando que quede meloso, dejándolo reposar unos minutos antes de servir

Dónde comerlo

Restaurante La Rosa. Avenida Neptuno, 70. Valencia.

Teléfono: 96 371 20 76.

Restaurante La Sort. Avenida Madrid, 1. Moraira (Alicante). Teléfono: 96 649 11 61

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