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El mestizaje llena el primer disco de Adriana Olmedo

El País

La voz de Amparo Sánchez, Amparanoia, es la encargada de abrir La fanfar del grito (Lâbatelkuëyo Records), que supone el estreno discográfico de la vocalista navarra Adriana Olmedo. La colaboración de la cantante granadina, todo un estandarte del mestizaje musical facturado en España, en Clavando clavos, un tema de apertura festivo, entre los sonidos tropicales y los del Este europeo, no constituye una mera anécdota, sino que anticipa que la fusión es el hilo conductor de todo el álbum.

Los ecos de sones balcánicos resultan casi una constante en La fanfar del grito, pero la música mexicana es otra referencia válida y también se recurre al quejío flamenco, a guiños al ska, al jazz, al swing y al tango para completar un repertorio grabado en los estudios Noboo, en Tudela, con un grupo base formado por 13 músicos.

"Al principio, esa diversidad era motivo de crítica, que no podía ser tan ecléctica, que no vendía, pero siento que cada canción viene con su propio vestido. Unas palabras necesitan ser dichas en tango, otras más bailonas en son y otras más tristes en ranchera", ha manifestado la compositora.

Hasta ahora, la voz de Adriana Olmedo se había escuchado en varias maquetas caseras y con distintos grupos, incluido el heavy Adversus, que mereció el primer premio en el concurso Encuentros 2002, celebrado en su Pamplona natal, y ha participado en varias giras organizadas por el Injuve (Instituto de la Juventud).

Música tradicional

La artista, que ha estudiado interpretación en la Escuela Navarra de Teatro y en la Escuela de Clown de Eric de Bont, en Ibiza, ya ha compartido además escenario con colegas como Manu Chao y Bernardo Sandoval.

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De su lado, Juan Bilbao ha reunido en Euskal kantak un repertorio de música tradicional vasca integrado por adaptaciones de ocho temas rescatados del cancionero popular y otros tres compuestos por los cantautores guipuzcoanos Benito Lertxundi (Loretxoa), Imanol (Amasemeak oherakoan) y Amaia Zubiria (Izazu nitaz tupida). Instrumentos nobles, como el chelo, y populares, como la txalaparta, conviven en el primer disco del cantante de Mungia, que discurre entre el folk y la canción de autor.

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