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Prisiones diseña un plan de choque para atajar el aumento de suicidios en la cárcel

Instituciones Penitenciarias cita el endurecimiento de las penas como una de las causas

Instituciones Penitenciarias ha dictado una batería de nuevas instrucciones, que se implantarán en septiembre, para tratar de atajar el aumento de los suicidios en las cárceles, que casi se duplicaron entre 2002 y 2004. Un estudio sobre los datos de esos tres años es la base del programa marco firmado la semana pasada, cuyos principales pilares son la implicación del conjunto del personal para detectar casos de riesgo y la formación específica que se impartirá a funcionarios e internos de apoyo, con un aumento de los beneficios penitenciarios para estimular la participación de éstos.

La directora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, se refirió a este plan de choque después de aceptar, hace un mes, la dimisión del subdirector de Seguridad de la cárcel de Nanclares de Oca (Álava) tras registrarse allí el cuarto suicidio en lo que va de año. Funcionarios e internos de esta prisión serán los primeros en recibir la nueva formación, aunque el plan se pondrá en marcha simultáneamente en todas las cárceles. Los directores de los centros tienen tres meses para implantar las nuevas medidas y deberán emitir un informe anual sobre su aplicación.

Los datos del estudio indican que entre 2002 y 2004 los suicidios en las cárceles casi se doblaron. Pasaron de 22 a 40. El aumento de la población reclusa en el mismo periodo -subió un 14%, de 44.924 a 51.272 personas- no explica del todo el incremento de los casos. El programa marco aprobado por la dirección general afirma que "la conducta suicida es uno de los más graves problemas de la institución penitenciaria" cuyo origen sitúa en la mayor vulnerabilidad de la población a su cargo.

El estudio señala las reformas legales de los últimos años sobre cumplimiento íntegro de penas y el endurecimiento de las condiciones para obtener beneficios penitenciarios como causantes de "una disminución del nivel de esperanza en reclusos que, en la situación legal anterior, habrían alcanzado la libertad condicional, estarían en régimen abierto o con una mayor frecuencia de permisos de salida".

También cita como elementos de clara influencia el modo en que la comisión del delito y su reflejo en los medios de comunicación afectan a su autor, en particular cuando se refieren a la libertad sexual y a la violencia familiar, así como el abatimiento y la pérdida de los lazos familiares y sociales.

El plan, que se pondrá en marcha este otoño en todas las prisiones, pone el acento en actuaciones que faciliten detectar a tiempo los casos de riesgo, para incluir a esas personas en el Programa de Prevención de Suicidios (PPS).

El último recluso fallecido en Nanclares habían sido dado de baja en ese programa por recomendación médica ajena al centro. El nuevo protocolo de actuación implica a todo el funcionariado de los centros penitenciarios y a cualquier miembro de su personal que esté en contacto con los internos y pueda realizar una observación útil. También intenta simplificar y acortar los plazos para la toma de decisiones sobre la inclusión de un preso en el programa de prevención de suicidios.

Instituciones Penitenciarias dará formación específica, a partir del mes que viene, a los funcionarios, sea cual sea su nivel de interlocución con los presos, y aplicará el protocolo a todos los reclusos: los preventivos, los penados, los que estén en su centro de cumplimiento o en tránsito.

También recibirán formación los internos denominados "de apoyo", una figura que ya existe, pero que cobrará mayor relevancia y que se fomentará con el aumento de los beneficios que obtienen los presos que desempeñan esa tarea con los compañeros incluidos en los programas de prevención. Por ejemplo, adelantarán un puesto en la lista de espera para los talleres remunerados de la prisión por cada dos días de actividad, obtendrán un turno de comunicaciones extraordinarias y no serán trasladados salvo voluntariamente. Los reclusos recibirán cursos de al menos 30 horas, para adquirir habilidades en la detección de las situaciones de riesgo y en su trato con los internos que reciben su apoyo.

El plan establecen tres clases de internos de apoyo: el que sólo comparte celda con el compañero en riesgo; el que le acompaña además en todas las actividades no colectivas y el llamado interno de apoyo "sombra", que está con él las 24 horas del día. Prisiones quiere que el 2% de los presos de cada cárcel tengan esta formación.

El suicida tipo encarcelado es un varón de entre 21 y 40 años. Un 40% de ellos presenta carencias en su red de apoyo socioemocional, y un 20% tiene trastornos psicopatológicos. En general, no han sido diagnosticados previamente como casos de riesgo y, por tanto, no se ha realizado ninguna intervención preventiva sobre ellos.

El estudio recomienda tener en cuenta la situación de aislamiento y los expedientes disciplinarios como elementos de relevancia en la decisión de acabar con la propia vida, así como revisar los procedimientos actuales de detección de internos vulnerables y atenderlos especialmente en situaciones de crisis o penitenciarias que puedan "desbordar" su capacidad de afrontar la situación.

Momentos de atención especial

Éstas son las medidas concretas incluidas en el plan para atajar el aumento de suicidios:

- Los reclusos de ingreso y los de tránsito estarán en celda compartida y se evitarán los tiempos de aislamiento.

- Se facilitarán las llamadas a familiares.

- Celeridad administrativa e inmediatez en la actuación preventiva, incluso mediante informes sólo verbales.

- Al ingresar se analizará al preso y los intentos de quitarse la vida, que figurarán en la portada de su expediente en los traslados.

- Especial atención ante la proximidad de la excarcelación si hay dificultades de reinserción social, familiar o laboral de riesgo añadido.

- Evaluación inmediata por el médico de guardia y adopción cautelar de medidas preventivas en fines de semana y periodos de ausencia de los profesionales correspondientes.

- Comunicación de conflictos familiares o afectivos detectados en las comunicaciones.

- Análisis especial de la incidencia de cualquier cambio de la situación procesal, penal o penitenciaria.

- Seguimiento atento tras la comunicación de resoluciones administrativas o judiciales desfavorables: regresiones de grado, denegación de permisos o libertades condicionales...

- Evaluación semanal de cada interno del Programa de Prevención de Suicidios.

- Reunión mensual del director de la prisión con los internos de apoyo, funcionarios y educadores.

- Retirada progresiva de las medidas tras evaluaciones periódicas.

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