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Reportaje:

Víctor Valdés, esa alternativa

Luis convoca para el partido con Uruguay al portero barcelonista por la lesión de Casillas

Jordi Quixano

Coincidió que, cuando Iker Casillas empezó a despuntar en el Madrid, cuando se adueñó de la portería blanca, el Barça tenía una hornada de jóvenes porteros con mucha proyección y a José Manuel Pepe Reina y Víctor Valdés despuntando. Ahora, dado que Casillas sufrió una contractura en el muslo izquierdo en el homenaje a Puskas, en Budapest, Valdés (L'Hospitalet, Barcelona; 1982) será su recambio en la selección española. Así, en el partido amistoso que enfrentará a España y Uruguay en Gijón el próximo miércoles, Valdés será el segundo guardameta. El primero, ya que el seleccionador, Luis Aragonés, mantiene la jerarquía de jugadores, será Reina.

Al final de la temporada 2001-2002, Llorenç Serra Ferrer, ahora técnico del Betis, confió en Reina para defender la puerta azulgrana. Pero la presión de ser el hijo de Miguel, uno de los guardametas más queridos en el Camp Nou, el mal momento por el que atravesaba el Barça y la inexperiencia dieron al traste con su tentativa y tuvo que buscarse las castañas en el Villarreal, en el que se asentó y en las dos últimas temporadas brilló con luz propia. Tanto que Rafa Benítez, el técnico del Liverpool, se lo llevó a su vera a principios de verano. El siguiente portero que pulió la cantera del Barça para defender su marco fue Valdés. También Serra Ferrer tuvo mucho que ver. Resulta que Valdés, dada la falta de oportunidades, sugirió su marcha del club y el entonces director del fútbol base azulgrana, en una comida con sus padres, le convenció de que sí que tenía mucho futuro en el Camp Nou. Hoy en día, todo aficionado culé ya no mira el primer nombre que aparece en el marcador digital. Sabe que las llaves de la portería las tiene Valdés.

Pero su temperamento pudo estropear la historia. En la pretemporada 2002-2003, Louis van Gaal le dio la oportunidad de salvaguardar al equipo. Fue en un amistoso ante el Newcastle disputado en el Saint-James Park. Cumplió y se apropió de la titularidad por encima de dos extranjeros: el argentino Roberto Bonano y el alemán Robert Enke. Hasta que el técnico holandés decidió suplirle por Bonano. Fue entonces cuando Valdés sacó su genio, su mal genio, y le desafió al no querer entrenarse ni jugar con el filial. Valdés consideraba que ya estaba preparado. Dos días después, que se tomó para "reflexionar sobre su futuro", pidió perdón y volvió a la disciplina azulgrana, al Barça B.

Cinco meses más tarde, con Van Gaal sin equipo, en el último partido de la Liga de Campeones de 2002-2003, precisamente ante el Newcastle, Radomir Antic le dio la oportunidad de retornar al primer equipo. No la desaprovechó. Así, a nadie le extrañó, hace dos cursos, que Frank Rijkaard se inclinase por Valdés en detrimento del turco Rustu, el fichaje de Joan Laporta, nuevo presidente del Barça. Pero es que Valdés había hecho caso al consejo que le dio Antic: "No se mire tanto al espejo". Eso no significa que Valdés perdiese ese toque altivo que le caracteriza cuando juega y que suelen tener los grandes porteros, sino que se remodeló mentalmente. Si siempre se esforzó al máximo, desde ese día se esforzó al máximo y un poco más.

"Se merece lo que le está pasando por el esfuerzo que hace cada día para mejorar", asegura Juan Carlos Unzué, entrenador de los porteros del Barça. La presión tampoco ha podido con él. "Llevo viviendo la exigencia de ser el meta del Barça desde hace tantos años que me parece de lo más normal", razona Valdés. Llegó incluso a pedir un aumento de sueldo hace poco. El Barça, que lo tenía previsto, se lo dio, pero recriminó su actitud. Valdés siempre tiene claro lo que quiere.

La selección, sin embargo, nunca fue su prioridad: "Es algo en lo que no pienso. Mi deber es centrarme en el Barça", esgrimió hace apenas dos semanas. La llamada del técnico español le pilló por sorpresa: "Me ha llegado cuando menos lo esperaba". A su lado estará Reina: "Es bonito estar juntos otra vez después de haber coincidido en el Barça".

El Zamora de la pasada Liga, lector compulsivo, aficionado a los caballos y a la naturaleza, admirador en su día de Cañizares y Kahn, ya ha llegado a la selección. Sólo le falta defenderla.

Un gesto expresivo de Víctor Valdés en un partido del Barça.
Un gesto expresivo de Víctor Valdés en un partido del Barça.V. GIMÉNEZ

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