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LA RETIRADA DE GAZA

La batalla de las banderas

Un simple vistazo desde las alturas a las azoteas de la ciudad de Gaza y se observa con toda nitidez la hegemonía de las dos principales fuerzas políticas. Las banderas verdes de Hamás y las amarillas de Al Fatah, el partido del presidente Mahmud Abbas, son casi las únicas visibles en los tejados.

El mandatario palestino ordenó a mediados de julio que fueran retiradas de las calles el mar de enseñas de todas las facciones que colgaban desde cualquier asidero imaginable. Sólo se permite desde entonces que ondee -aunque abundan las excepciones a la regla- la bandera negra, verde, roja y blanca de Palestina. Pero en las viviendas y en los recintos privados, cada cual hace de su capa un sayo.

A pesar de la prohibición, se aproxima una batalla de símbolos. Y otra vez a ras de tierra. La Autoridad Nacional Palestina ha encargado la costura de 60.000 enseñas palestinas para celebrar la retirada israelí de Gaza y ha anunciado que será la única que podrá utilizarse en los festejos oficiales.

En muchas tiendas se venden con la inscripción "Free Gaza" ("Gaza libre"). Pero el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás no está dispuesto a que su color -el verde del Islam- no esté presente en la hora del júbilo y también ha encargado la fabricación de miles de telas.

Sobre otras pancartas, por el contrario, no hay disputa. Son trapos recién estrenados y que se ven en numerosos rincones. En ellos se lee: "Hoy Gaza, mañana Cisjordania y Jerusalén" o "Nuestra tierra vuelve a nuestras manos. Protejámosla".

Permanente sonrisa

Tanto Hamás como el partido gubernamental Al Fatah, cuyos máximos dirigentes no podían ocultar ayer su permanente sonrisa, confían en que los palestinos les otorguen el mérito de la retirada israelí en la arena electoral. Una cita en los comicios para los que ya hay fecha.

El presidente palestino, Mahmud Abbas, anunció ayer que las elecciones legislativas -previstas en principio para el pasado 17 de julio y aplazadas por el presidente con el pretexto de que es necesaria una reforma de la ley electoral- se celebrarán el 21 de enero. Para entonces, Al Fatah, carcomida por la corrupción y por las divisiones internas, saldadas con frecuencia a tiros; deberá competir con los fundamentalistas de Hamás, cuya disciplina y unidad son cualidades marca de la casa.

A lo que no están dispuestos ninguno de los contendientes es a que se repita lo que sucedió a mediados de la década de los noventa. Entonces, los movimientos integristas habían comenzado una campaña de atentados suicidas en Israel -que causaron decenas de víctimas mortales-, lo que forzó a la Autoridad Palestina a detener y encarcelar a numerosos dirigentes de Hamás y Yihad Islámica. Hoy, el principal objetivo de ambas partes es que de ningún modo haya riesgo de que estalle una guerra civil.

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