Cosecha americana
EE UU no detiene la máquina y su producción de atletas jóvenes le ha permitido arrasar
Se sabía que eran prometedores. No se sabía si estaban preparados para dominar los Mundiales. Y lo han hecho. Los jóvenes atletas estadounidenses han arrollado en Helsinki, donde se han colado 25 medallas (14 de oro). El atletismo tiene un buen futuro con gente como Justin Gatlin (23 años), Allyson Félix (19), Jeremy Wariner (21), Bershawn Jackson (23), Tianna Madison (20) o Lauryn Williams (20). Unos porque son nuevos en la gran competición internacional, otros porque necesitaban ratificar sus éxitos de Atenas, el caso es Estados Unidos ha encontrado en Helsinki el escenario perfecto para proclamar su impresionante capacidad de producción de estrellas.
El éxito es mayor porque Estados Unidos ha mostrado una profundidad impresionante. Wallace Spearmon, Tyson Gay, Kerron Clement, Sanya Richards ya son figuras, aunque todavía no están pulidos en las grandes competiciones internacionales. Es la generación de Beijing 2008, donde todos estarán en la cima de su trayectoria. A su calidad como atletas agregan otra condición importante: son inteligentes, conectan con el público y son de talante discreto. Los aficionados han recibido con alivio el declive de los atletas de John Smith, el gurú californiano que dirigía a la mayoría de los mejores velocistas estadounidenses. Tanto como por sus marcas, destacaban por su insolencia y pésimo sentido del ridículo. Convirtieron el atletismo en un circo y el rechazo fue unánime.
Hay tantos atletas y la competición es tan fuerte que el proceso selectivo no se para nunca
Sin un papel relevante de Estados Unidos, el atletismo podía abocarse a un difícil futuro. Había datos preocupantes. El interés de los norteamericanos por el atletismo ha decrecido sustancialmente en los últimos años. Si al mal ejemplo cívico de algunos de sus mejores atletas se añadía el desánimo por los escándalos de dopaje, no se podía descartar una crisis de difícil solución. El escándalo Balco ha sido la peor amenaza posible. La conexión de Marion Jones con el caso tenía un efecto desmoralizador. Durante los últimos años, había sido la única atleta capaz de generar alguna atención en EE UU. La admiración que levantan en Europa no se corresponde con el desinterés que provocan en su país. El caso Balco, que involucraba a la única atleta popular de Estados Unidos, era la peor noticia para el atletismo norteamericano y, por extensión, para el resto del planeta.
Pero mientras Europa se vacía de atletas ante la avalancha del fútbol y de otros deportes que ofrecen más posibilidades económicas, y quizá menos necesidad de sacrificio, el circuito universitario de Estados Unidos es una impresionante factoría de producción de estrellas. Hay tantos atletas y la competición es tan fuerte que el proceso selectivo no se detiene nunca. No importa la importancia que cobre el fútbol americano, el baloncesto o el béisbl, el atletismo se regenera constantemente. Si además surge una generación excepcional, Estados Unidos marca diferencias de una forma espectacular con respecto al resto de los países. Es lo que ha sucedido en los Mundiales de Helsinki.
Han sido, sin duda, los Mundiales de Gatlin, el mejor velocista actual. No tiene el récord mundial, pero es el jefe en la pista. Sale de Helsinki con las victorias en los 100 y 200 metros. Y, sobre todo, ha demostrado que es formidable en las grandes competiciones, donde el jamaicano Asafa Powell tiene una asignatura pendiente. Gatlin, no. Es el campeón olímpico y mundial, lo mismo que Jeremy Wariner, el único hombre que invita a imaginarlo como sucesor de Michael Johnson en los 400 metros. Wariner ha demostrado en Helsinki que no es un atleta fugaz, algo habitual entre los cuatrocentistas estadounidenses. Steve Lewis y Quincy Watts, ganadores en los Juegos de Seúl y Barcelona, consiguieron mejores marcas que Wariner, pero duraron muy poco.
Allyson Felix ganó los 200 metros y consiguió algo más: ocupó el lugar que había dejado vacante Marion Jones. Es una atleta precoz que ha cautivado al personal por la elegancia de su estilo. Pronto comenzará a afilarse en los 100 metros, donde sus marcas son muy débiles todavía. Félix se adivina como la estrella del futuro en unas pruebas que han decaído mucho en los últimos años. A su lado no faltarán atletas de primera: Lauryn Williams, Madison, quizá Muna Lee. Todo eso y mucho más, porque Estados Unidos no detiene la máquina.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.