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Reportaje:

El dinero del enemigo

80 familias piden los ahorros que les confiscó el franquismo

Transcurridos 66 años desde el fin de la Guerra Civil, decenas de familias aún esperan recuperar el dinero que las tropas franquistas les confiscaron después de la caída de Cataluña. Hartas de esperar, se han asociado en la Agrupación de Perjudicados por la Incautación Franquista, y a finales de julio presentaron formalmente sus peticiones al Síndic de Greuges, Rafael Ribó. Reclaman que el Estado "reconozca públicamente" que les " confiscaron el dinero" y que les devuelva su "valor actualizado", según su portavoz, Ramon Bertrán, a cuyo padre le requisaron 8.725 pesetas de la época. "Los partidos políticos y los sindicatos ya fueron indemnizados por el patrimonio que los franquistas les intervinieron, pero nosotros, la gente del pueblo, aún lo esperamos", afirma.

El Gobierno franquista, con sede en Burgos, ordenó, en septiembre de 1938, la confiscación del "dinero puesto en circulación por el enemigo", el papel moneda impreso por la Generalitat republicana, los ayuntamientos e incluso cooperativas después del golpe de Estado militar del 18 de julio de 1936. De nada sirvió que les entregaran un recibo avalado por el Banco de España. De acuerdo con un decreto del Ministerio de Economía de los sublevados, de 1938, todo el dinero requisado se depositaría en el "Fondo de papel moneda puesto en circulación por el enemigo".

"La confiscación arruinó a muchas familias trabajadoras que se encontraron en medio de la guerra", dice Maria del Carme Macià, a cuyos abuelos, propietarios de una trituradora de hielo en el paseo de Sant Joan de Barcelona, les confiscaron más de 26.000 pesetas."Unas vecinas les denunciaron, y les robaron todo", dice, al recordar que su abuela le contaba que "un agente se presentó en casa y le obligó a entregar todos sus ahorros". "Mi abuela siempre tuvo claro que nunca lo recuperaría".

"En casa nos quedamos sin nada", añade Ramon Coll, vecino de Molins de Rei (Baix Llobregat). Su familia vivía de la venta de las frutas y las hortalizas que cultivaban en su huerto. Ramon, que tenía 13 años cuando finalizó la Guerra Civil, tuvo que ponerse a trabajar por cuenta ajena, "pese que en casa teníamos trabajo y tierra". Las administraciones republicanas incluso pusieron en circulación, dada la escasez de plata y cobre, vales, bonos, discos de cartón e incluso billetes que ya habían sido retirados, "que tenían un sello timbrado", rememora. "Cuando entraron los nacionales, para poder cambiarlos, los poníamos en un plato llano con un buen chorro de alcohol y así el sello marchaba".

Otro caso es el de Montserrat Capdevila, que aún espera cobrar las 1.232 pesetas que confiscaron a su padre, procedentes de la venta de una finca familiar. "Quedamos arruinados". Mi padre me dio el recibo cuando me casé, fue mi dote, recuerda Montserrat, que hoy tiene 75 años. En la década de 1960, cuando por vez primera se dirigió a la delegación de Barcelona del Banco de España para reclamar el cobro del recibo, le contestaron que "cobraría más adelante". Ya en democracia, le dijeron que "el recibo ya había prescrito".

Montserrat y su hija, Lídia Jiménez, llevan años batallando para recuperar el dinero intervenido. "Lo hemos solicitado muchísimas veces al Banco de España, que siempre se nos quita de encima", dice Lídia, que también ha recurrido a todas las administraciones, las cuales, a su parecer, "se pasan la pelota". En 2001, después de escribir al defensor del pueblo, Enrique Múgica, consiguieron que definiera el hecho como una "incautación", y les dijo que el Gobierno central o la Generalitat tendrían que asumir la devolución.

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Se desconoce el número total de afectados, pues con el paso del tiempo, muchos casos han caído ya en el olvido. Otros, además, han perdido los recibos. "Nos llaman llorando", declara Maria del Carme Macià. "En Mallorca, en vez de dar un recibo entregaban pequeñas cruces de madera", afirma Lídia Martínez. En estos casos, la solución sería acceder a los archivos del Banco de España, porque creen que allí aún conservan las matrices de los recibos, "pero es imposible", reconoce Lídia.

Ahora se muestran optimistas, después de que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) presentara en julio en el Congreso una proposición no de ley que pedía que les devolvieran el dinero confiscado, actualizado en euros. Estiman que una peseta de 1939 hoy equivaldría a un euro y medio. También confían en la ley que está preparando el Gobierno central para rehabilitar a las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. Montserrat Capdevila no pierde la esperanza y recuerda que uno de los afectados conserva el resguardo "enmarcado en su despacho". Su padre le dijo que nunca lo cobraría, pero que lo conservara como recuerdo.

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