El descubrimiento de La Pedriza
Riscos fantasmales jalonan un barranco al noroeste del Yelmo, que fue explorado en 1915 por varios socios de Peñalara
Visitar el Corral Ciego es volver a los tiempos heroicos del descubrimiento de la Pedriza, a aquellos albores del siglo XX en que los 12 amigos de la recién creada sociedad Peñalara se paseaban por este laberinto granítico con chaqueta, corbata y sombrero de fieltro, como si acabaran de salir del Ateneo, cristianando a diestro y siniestro canchos, mogotes y callejones que, antes que ellos, sólo habían hollado los pastores y los bandoleros.
En la revista Peñalara de diciembre de 1915, se refiere cómo el 5 de dicho mes varios socios suben a la peña del Yelmo, donde bautizan el corredor del Miedo y la vía Valentina. Y cómo luego, "contentos de su suerte", descienden por un inexplorado barranco que cae al noroeste, entre el hueco de las Hoces y el risco de la Maza; un "barranco de altísimas paredes oscuras deshechas a su término en fantástica crestería", en cuyo fondo yace una amplia plaza redonda, sin salida aparente, a la que deciden dar "el nombre de Corral Ciego, trasladado del Pirineo, donde se aplica, como es sabido, al circo glaciar que los franceses llaman Casque du Roland'".
Casi un siglo después, el Corral Ciego sigue siendo un objetivo muy serio, que exige, además de una forma física aceptable, llevar un buen mapa, agua como para atravesar el Gobi y, desde luego, un calzado más adecuado para andar por la roca berroqueña que los borceguíes tachonados con clavos Tricouni que gastaban aquellos maravillosos locos.
Provistos de todo ello, saldremos del aparcamiento de Canto Cochino, cruzando el puente de madera sobre el Manzanares y, después de rodear por la derecha el aula-taller, el que salva el arroyo de la Majadilla. Justo enfrente, abierto como a machete en el jaral, descubriremos y seguiremos el sendero que asciende por el barranco de los Huertos con tendencia hacia la izquierda, hacia la descollante mole ovoidal del Yelmo.
Manteniendo tal tendencia, atravesaremos el cauce generalmente seco del barranco y, por una trocha marcada con hitos, nos colaremos en el vecino hueco de las Hoces, mucho más abrupto que el anterior, donde treparemos bajo grandes bloques hasta alcanzar, en algo menos de dos horas, el rellano alfombrado de brezo y gayuba que hay al pie de la pared norte del Yelmo.
Una vez allí, avanzamos cinco minutos hacia el noroeste, casi en dirección contraria a la que traíamos, para asomarnos a la Vistilla, collado de diminutivo engañoso, pues domina un enorme panorama de la Pedriza, la Maliciosa y la Cuerda Larga. En primer término, reconoceremos la Maza.
Y a la izquierda de esta ciclópea cachiporra, el deseado barranco, por el que bajaremos para plantarnos, tras dos horas y cuarto de marcha, en el hondón que los cabreros llamaron la Placilla y los peñalaros el Corral Ciego. Rodeado de peñas fantasmagóricas, riscos flamígeros, llambrias tersas como dunas y angustiosos corredores, el Corral Ciego es una Pedriza en miniatura dentro de la Pedriza grande, con ese no sé qué, gracioso e inquietante al mismo tiempo, que tienen las muñecas rusas y las cajas chinas.
En apariencia, el Corral Ciego no tiene salida. Un examen más detenido nos revelará una brecha, justo al lado contrario por el que entramos, que nos permitirá pasar a otra plazuela. Bajando un poco más, saldremos a un amplio rellano donde tiraremos a la derecha, sin perder de vista los hitos.
Y así enlazaremos con la senda que, procedente del collado de la Vistilla, desciende bordeando por la umbría la Maza y los sucesivos riscos hasta desembocar en el arroyo de la Majadilla, muy cerca ya del punto de partida.
Hoteles rurales y guías de montaña
- Cómo ir. La Pedriza se halla en el término de Manzanares El Real, a 55 kilómetros de Madrid yendo por la autovía de Colmenar (M-607), tomando la M-609 pasado el kilómetro 35 y luego la M-608 a mano izquierda. Para llegar al aparcamiento de Canto Cochino, se debe salir de Manzanares hacia Cerceda (M-608) y coger el primer desvío a la derecha. Hay autobuses hasta Manzanares de la empresa Herederos de J. Comenarejo (teléfono 91 359 81 09).
- Datos de la ruta. Duración: cuatro horas. Longitud: nueve kilómetros. Desnivel: 650 metros. Dificultad: media-alta. Camino: itinerario circular por sendas y trochas señalizadas con hitos. Cartografía: mapa La Pedriza del Manzanares, a escala 1:15.000, editado por La Tienda Verde.
- Comer. Rincón del Alba (teléfono 91-853 91 11): mariscos y pescados a la plancha -lubinas salvajes, lenguados de estero, corvinas, pargos...-; precio medio, 35 euros. Parra (teléfono: 91-853 95 77): carne del Guadarrama y asados; 30 euros. Casa Goyo (teléfono 91-853 94 84): cocina tradicional con productos de temporada; 25-30 euros.
- Dormir. Hotel Rural La Pedriza (teléfono 91-852 89 00): junto al parque natural, este pequeño cuatro estrellas ofrece ocho habitaciones dobles y tres suites con hidromasaje y terraza; además, en su restaurante se sirven ricas carnes a la brasa y, previa petición, menús temáticos (avestruz, internacional y romántico); doble, 51-85 euros. La Escala (teléfono 600 45 07 41): coqueta casa rural de reciente apertura, con excelentes vistas; 60-75 euros. Parque Real (teléfono: 91-853 99 12): hotel céntrico, clásico, bien equipado; 61 euros.
- Actividades. La Pedriza-Compañía de Guías (teléfono 91 8527233): ofrece rutas de senderismo a la medida y cursos de escalada.
- Más información. En el Centro de Educación Ambiental del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (teléfono 91-853 99 78), junto al control de acceso de la Pedriza. Y en www.manzanareselreal.org
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