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Ocho personas de origen extranjero mueren en el incendio de un edificio de viviendas en Berlín

Cuatro niños y cuatro adultos murieron en Berlín en la noche del lunes en el incendio más letal desde la II Guerra Mundial. El fuego se desató poco después de las once de la noche en la parte baja de la escalera de un edificio de viviendas en el barrio berlinés de Moabit, de población mayoritariamente extranjera. "Nada apunta a un atentado con motivación política o criminal", declaró ayer el senador (cargo equivalente a ministro) del Interior del Estado de Berlín, Ehrhart Körting, al visitar el edificio.

Además de las ocho víctimas mortales, al menos 15 personas resultaron heridas de gravedad, y dos de ellas se debatían ayer aún entre la vida y la muerte. Otras 10 resultaron heridas leves.

Los inquilinos del edificio, en su mayoría de origen árabe, balcánico y polaco, no entendieron las advertencias en alemán de que no bajaran por la escalera, según sostuvo ayer el jefe de bomberos, Albrecht Broemme. El fuego se extendía por ella como por una chimenea llena de gases tóxicos, y las temperaturas alcanzaban los 600 grados. El intento de huida por la escalera supuso la muerte para algunos de los inquilinos. Cuatro de los muertos formaban parte de una familia de origen polaco.

Los habitantes de la casa negaron, sin embargo, que hubiera un problema de idioma. "Aquí todos hablamos bien alemán", dijo un vecino. El dueño de un quiosco que está junto a la casa lo confirmó: "Salvo algunas personas mayores, todos saben alemán", dijo. "Las personas que actúan presas del pánico sólo pueden comunicarse en su lengua materna", explicó a la agencia de prensa alemana DPA Gerd Hoff, experto en aprendizaje intercultural. "En situación de pánico hay que hablar a las personas alto y claro para que comprendan", declaró un psicólogo a la misma agencia. "En caso de extranjeros, la dificultad es mayor", añadió.

Por el contrario, los vecinos criticaron las pocas indicaciones de los bomberos y la tardanza en el rescate, después de que el fuego quedara apagado en cuestión de 20 minutos.

"Tiraban cacerolas"

"Pasó una hora y media hasta que los bomberos vinieron por la escalera a salvarnos", dijo el hijo de una familia griega, que explicó que en todos los balcones había gente esperando la evacuación. "Los de la cuarta planta tiraban cacerolas para llamar la atención de los bomberos", añadió. Otros vecinos aseguraron que no hubo indicaciones de ningún tipo por parte de los agentes.

La policía inició ayer una investigación para determinar las causas del incendio, que se cree que no fue accidental. "Descartamos la hipótesis de un atentado racista", declaró ayer el portavoz de la policía, Thomas Piotrowski. "No se trata de un albergue de inmigrantes, sino de un edificio normal de viviendas donde los vecinos se conocían y tenían buena relación", explicó. No se encontraron sustancias inflamables y nadie reivindicó la acción. "El incendio fue provocado, no sabemos aún si por un descuido o si hubo intención", añadió Piotrowski.

La policía encontró varios cochecitos de bebé calcinados que se cree que fueron el foco del incendio. En edificios antiguos sin ascensor es común en Alemania que las familias dejen el carrito del bebé en el zaguán. La casa es uno de tantos edificios de viviendas de los años treinta que abundan en Berlín, construidos básicamente en madera.

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