El 'Paterovy'
Señoras y señores, nos hemos reunido en una playa clandestina del norte de África para despedir a los héroes que, a bordo de la nave Paterovy, se disponen a emprender una de las más estimulantes aventuras humanas, aquella que amplía los horizontes y profundiza en los conocimientos, y que está al alcance de los más pobres. Sobre todo, de los más pobres. Queridos telespectadores, es un privilegio para nosotros, en cable, en analógico, en digital y en directo, retransmitir para ustedes...
¡La Aventura del Paterovy!
Es con plena emoción, con lágrimas en los ojos, que los principales mandatarios de los países subsaharianos y del Magreb han querido despedirse de sus mejores compatriotas en este anochecer, al borde del Estrecho. En estos momentos avanza hacia la orilla de esta playa clandestina el monarca alauí, cuyos esfuerzos por mantener clandestina la playa, así como para seguir alentando a los más jóvenes de sus súbditos para que emprendan la odisea, es digna de encomio. El soberano magrebí, que esta noche se ha vestido con los atavíos dignos de su rango, no sólo despide a los adolescentes a cuya creatividad renuncia; también dice adiós a los niños, que como suelen crecer son un coñazo. Ellos representan al continente africano. Ellos van en busca de la inmortalidad. ¡Un trabajo en Europa, en el mejor de los casos, y la legitimidad! En el peor, su sacrificio no será en vano. Gracias a su marcha masiva, varios países de África carecerán de gente que proteste por las condiciones de vida y por el satrapismo de sus gobernantes. Unos morirán en las procelosas aguas, otros serán apresados por la policía. Otros lo lograrán y volverán a África para hacer propaganda de la emigración.
Esta noche, señoras y señores, nos hemos reunido en la playa clandestina para loar la hazaña de quienes se lanzan hacia el continente europeo
Pero no nos hemos reunido aquí, en esta playa clandestina, para analizar en profundidad las injusticias que presiden nuestro mundo (y siempre lo presidirán, y siempre lo presidirán: el mundo es un buen muchacho, el mundo es un buen muchacho... y siempre lo será), sino para retransmitir la puesta en órbita de una de las balsas creadas teniendo en cuenta los parámetros de la más alta tecnología y adobadas con la máxima ligereza.
Esta noche, amigos y amigas, señoras y señores, queridos televidentes todos, nos hemos reunido en la playa clandestina para loar la hazaña de quienes, sabiéndose protagonistas de Una Misión, se lanzan hacia el continente europeo. Pero, atención. El rey Mohamed acaba de retirarse, con lágrimas en los ojos, tras felicitar al capitán de la tripulación y decirle que le mande directamente a la cuenta en Suiza (tras ponerse de acuerdo con los otros mandatarios) la comisión que le toca en suerte por su gestión legendaria del asunto.
Y:
-¡Cinco, cuatro, tres, dos, uno...!
Señoras y señores, ¿resistirá la nave el empuje de los vientos? ¿Podrán los navegantes, los héroes, los aventureros, colocar la balsa en la órbita de España, y quien dice España, dice Europa?
¡Esta noche hemos conseguido embarcar a diez mujeres, diez, y a veinte bebés, veinte! ¡Un logro que el Paterovy no había alcanzado hasta el momento! ¡Un instante, por favor! Nos comunican desde el control central que se trata de diez bebés y veinte mujeres. Mas, ¿eso significa algo? ¿No son todos héroes y heroínas?
Mientras los mandatarios se retiran a sus saraos, nosotros, respetados telespectadores, continuamos retransmitiéndoles esta simpar aventura gracias a los adelantos más avanzados de las nuevas tecnologías. La nave, de aspecto frágil (nos informa desde las mismas aguas del Estrecho nuestro corresponsal en alta mar Mario Quintanillo), podría ofrecer algunas imperfecciones que sólo los tripulantes tendrán la satisfacción de soslayar. ¡Atención, atención! Efectivamente, Mario, te recibo, te recibo:
Mario:
-El capitán acaba de mandar por la borda a dos mujeres y tres bebés que sobraban por una cuestión de peso.
-¡Te recibo, Mario, te recibo! ¡Qué ejemplo, tres mujeres y dos bebés han decidido sacrificarse por la salvación del grupo, y el Paterovy enfila su proa hacia Tarifa, mientras allá, al otro lado del Estrecho, la Guardia Civil y los servicios sociales esperan a los supervivientes!
Señoras y señores, se nos comunica que la nave ha sufrido un desgarrón y que dos de los ocupantes van a tener que pasearse por las aguas para limarle las rebabas.
-¡Eh! ¡Ngoutu! ¿Me recibes? ¿A qué coño de hora vamos a acabar? A ver si te apuras, leche, que esto no es el Discovery.
¿O sí? ¿Cuántos viven de este descubrimiento?
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