Huertos urbanos de bolsillo
Una exposición en la sala Vinçon recoge la visión de diez artistas sobre el cultivo de vegetales en la ciudad
Coger los tomates maduros directamente de la mata o cultivar con mimo un limonero es un pequeño placer para el que los habitantes de las grandes ciudades nunca encuentran tiempo ni espacio en sus atropelladas vidas. Sin embargo, hace cuatro años Marc Gispert diseñó una jardinera que consistía en un armazón tubular de aluminio de 2,5 kilos y dos bandejas de rafia impermeables en las que plantar verduras o hierbas aromáticas. Con este funcional diseño, Gispert quiso acercar la naturaleza a los entornos urbanos y reivindicar una alimentación más sana y natural. La propuesta, que en 2001 recibió el premio ADI-FAD al mejor diseño industrial, fue bautizada como Leopoldo y el año pasado comenzó a comercializarse.
Con el objetivo de dar a conocer las bondades de la horticultura urbana, la sala Vinçon ha abierto sus puertas a la exposición Hortart, en la que participan 10 artistas que han creado sendas obras visuales sobre las posibilidades que ofrece el cultivo de productos naturales en la ciudad. Cada uno de ellos ha elaborado, además, su propio ecojardín a partir del Leopoldo que ideó Gispert, de tal manera que la sala de exposiciones del paseo de Gràcia desprende un suave aroma a menta, perejil y hierbaluisa.
Bigas Luna, Javier Mariscal, Marta Darder, Jordi Gispert y Perico Pastor son algunos de los artistas que han colaborado en Hortart. La obra de Jordi Gispert, por ejemplo, consiste en la fotografía de un Leopoldo cargado de frutos enmarcada por un mural de ladrillos que él mismo ha ido moldeando a partir de madera reciclada. Perico Pastor, en cambio, ha dibujado a una mujer mientras riega las plantas. Bajo el cuadro del artista está situado su propio Leopoldo, en el que ha plantado un poco de menta y albahaca. En opinión de Pastor, el huerto está estrechamente vinculado a los espacios urbanos, ya que durante décadas ha rodeado a las ciudades. Sin embargo, explica el artista, "lo más interesante no es poder cultivar las verduras en la ribera del Besòs o en la del Llobregat, sino en tu propia casa, lo que supone una actividad muy terapéutica".
Desde su creación, el Leopoldo ha servido para difundir la horticultura en las escuelas y se ha introducido en asociaciones de ancianos y centros de rehabilitación con fines terapéuticos. Junto al Leopoldo se incluye un manual de instrucciones que orienta a los urbanitas en la siembra, el cultivo y la cosecha de los vegetales, y la propia sala Vinçon organizará cursos de horticultura los días 3 y 10 de septiembre para clausurar la exposición. Hortart también dará su particular fruto ya que los beneficios obtenidos con la venta de las obras se destinaran a distintas entidades benéficas.
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