Dos guardas británicos mueren en un ataque contra un convoy diplomático en Irak
Sadam Husein es agredido por un hombre en un interrogatorio judicial, según sus abogados
Los sangrientos atentados en zonas predominantemente suníes de Irak continuaron una jornada más con la muerte de al menos seis personas -tres de ellos, policías- cuando un suicida lanzó su coche bomba contra un control situado junto al Teatro Nacional, en el centro de Bagdad. Pero los insurgentes golpearon ayer también en Basora, en el sur del país, de mayoría chií, donde los ataques de rebeldes y terroristas son infrecuentes. Dos guardias de seguridad británicos murieron tras explotar dos bombas al paso de un convoy del Consulado del Reino Unido.
El terrorista suicida de Bagdad provocó enormes daños materiales en una zona, el distrito de Karrada, repleta de comercios. Además de los tres agentes, perecieron tres civiles junto al Teatro Nacional. Entre la veintena de heridos hay mujeres y niños. Otro civil murió en el barrio de Al Dura, al sur de la capital, tras explotar una bomba al paso de una patrulla militar estadounidense.
También en Basora, la segunda ciudad del país, atacaron ayer los insurgentes. En esta ciudad, como en el resto del sur de Irak, la mayoría de la población es chií, confesión a la que pertenecen los dirigentes que hoy gobiernan este Estado árabe. Dos guardias de seguridad británicos fallecieron por la mañana tras estallar un artefacto explosivo colocado al borde de la carretera que enlaza Basora con Kuwait, y que estaba dirigido contra un convoy del Consulado del Reino Unido, que tiene desplegados a sus militares en las zonas meridionales de Irak. El reguero de incidentes se completó ayer con el secuestro de Eman Nayi Abdelrazaq, directora general del Ministerio de Sanidad, cuando salía por la mañana de su casa en el barrio de Al Mansur, en Bagdad.
Además de los atentados, también se confirmó la muerte de un directivo y otros dos empleados del aeropuerto de Bagdad. El cadáver de Taha Yasin Yasem, director general de Comunicaciones del aeródromo, fue hallado maniatado y con los ojos vendados en el barrio bagdadí de Al Amel. Junto a él estaban también los cuerpos de dos subordinados. Los tres, que habían sido secuestrados el miércoles, fueron degollados por sus captores, según el Ministerio del Interior.
Otro incidente puso de relieve la enorme tensión que se respira entre la comunidad chií -que representa el 60% de los 27 millones de iraquíes- y la suní, que gobernó Irak durante las últimas décadas. El secretario general del grupo suní Consejo del Diálogo Nacional, Jalaf al Ayan, resultó ileso después de que su vehículo fuera atacado a tiros en una carretera al sur de la capital. Jaled al Mutleq, portavoz de este movimiento, acusó directamente a "sectores oficiales gubernamentales". El 19 de julio, tres miembros pertenecientes a este partido y al comité parlamentario que redacta la Constitución fueron asesinados, lo que provocó la retirada de los representantes suníes de la comisión legislativa.
Y ayer trascendió un altercado que se produjo el jueves durante la comparecencia de Sadam Husein en el tribunal que le juzga. El ex dictador fue agredido por un hombre y Sadam Husein se enzarzó a golpes con el atacante. Los abogados del acusado anunciaron desde Ammán el boicoteo del proceso judicial hasta que se garantice la seguridad de su cliente y el libre acceso de los letrados al detenido. Portavoces militares de EE UU negaron el incidente.
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