Francisco Padrón, periodista y ufólogo
La Montaña Roja que comparten las playas de El Médano y La Tejita (en el sur de la isla de Tenerife) acaba de quedarse sin la luz que la iluminaba a medianoche. El popular periodista Francisco Padrón Hernández cruzó ayer, con 70 años, el umbral hacia la otra vida en la que tanto creía y divulgaba desde que fuera testigo directo, y a veces protagonista, de experiencias paranormales y contactos con otras entidades. Autor de más de 700 artículos sobre el fenómeno OVNI en las páginas del periódico Diario de Avisos (el decano de la prensa canaria), colaborador habitual de publicaciones especializadas e investigador incansable de todo tipo de fenómenos (psicofonías, avistamientos, contactos, encuentros y experiencias con otros seres, viajes astrales, ouija, hipnosis), con Atlántida, Hora 23, Paco Padrón fue pionero de este tipo de programas desde los micrófonos de Radio Nacional de España en Canarias, una labor reconocida por otros maestros nacionales del género como Juan José Benítez o Fernando Jiménez del Oso. A ellos le unía su rebeldía contra la negación oficial de estos fenómenos por parte de los Estados, a pesar de la existencia de numerosos "informes secretos" que evidenciaban lo contrario, tanto en España como en el resto del mundo.
Moreno, de frente ancha, nariz chata, cejas pobladas y melena blanca, de aspecto y actitud rebelde, su biografía es tan inquieta como su vida: periodista, locutor, guionista, técnico de radiodifusión, actor (de teatro y de seriales radiofónicos desde Radio Juventud hasta Radio Nacional, pasando por Antena 3, emisora que dirigió en sus comienzos), autor de artículos, obras de teatro, cuentos (algunos han quedado esbozados como una idea en la agenda que no acabará el año), creativo publicitario, productor discográfico, editor, librero, fumador empedernido y bromista permanente, muchas de sus experiencias quedaron reflejadas en una peculiar autobiografía que tituló Luces de medianoche, el viajero del alma, donde relata avistamientos y contactos OVNI en distintos puntos de la isla de Tenerife.
Su esposa y tres hijos lo despidieron privadamente cuando, según sus propias palabras -con ese timbre de voz grave tan característico, imperturbable a los años y los achaques-, su alma "cruzaba el umbral" desde la soleada tarde de la isla de Tenerife hasta sus conocidos "otros mundos".-
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