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Fomento garantiza la seguridad de los edificios cercanos a Sol

Técnicos del Ministerio de Fomento aseguraron ayer a EL PAÍS que "no se la va a jugar" en la obra de construcción de la nueva estación del Sol. A la vez, garantizaron que los edificios próximos a la Puerta del Sol y a la calle de la Montera "no van a sufrir ningún percance" con el método de construcción que está utilizando.

La nueva estación supone uno los puntos más delicados de la obra de ingeniería, dado que se desarrolla en pleno corazón de la capital, y muy cerca de los edificios. Según estas fuentes, se está utilizando "el método de construcción más caro, más lento, pero el más seguro" para acometer esta obra.

Los estudios del proyecto de construcción de esta estación datan de la época en que Francisco Álvarez-Cascos era titular de Fomento. Han sido rehecho varias veces "para estar seguros de que las cosas irán bien y todos los contratistas y asesores están de acuerdo en que el proyecto supera todos los coeficientes de seguridad", según técnicos del ministerio.

Las mismas fuentes admiten que "existe un sótano de un edificio que está a 4,5 metros de la galería de clave, pero ésta se va excavando muy poquito a poco y se va hormigonando a medida que se va cerrando". Según estas fuentes, realizar la obra así es más seguro que "bajar la galería a 20 metros, puesto que existe un nivel freático (agua) aproximadamente a tres metros por debajo de la contrabóveda de la estación". "Pero si bajábamos más, nos encontrábamos con otra bolsa de agua, y esto, con el suelo que tiene Madrid, es muy peligroso".

Molestia para usuarios

Estas fuentes afirman que bajar la estación 20 metros supone también una molestia para los futuros usuarios, que tendrían que bajar y subir el equivalente a un edificio de seis pisos.

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La estación se está realizando por el método alemán. Esto, según fuentes de Fomento, supone que primero se hace la gran bóveda de la estación y luego se excava por debajo. "Para hacer esa bóveda se excavan pequeñas galerías en las que caben apenas un hombre o dos, y después se hormigonan. Más tarde se excava una galería de clave y se van tirando unas denominadas costillas que también son pequeñísimas galerías. Entre esa galería de clave y los edificios, va todo inyectado de hormigón como si se hiciera toda una losa de separación entre los sótanos y la estación. Pero aparte de todas esas inyecciones, que suman más de una hectárea, hacen que el terreno se quede duro y los edificios colindantes no tiendan a bajar". Dicen estos técnicos que "además están previstas unas inyecciones químicas que consiguen multiplicar por 10 la estabilidad de los terrenos".

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