Siempre conectados
Las tres operadoras ofrecen distintas posibilidades de conexión a la Red con tarjetas PCMCIA y teléfonos 3G en ordenadores portátiles
Hay quien tiene que hacerlo por obligación, pero también los hay que quieren estar siempre conectados, incluso en vacaciones. Si están acostumbrados a las conexiones de banda ancha y no quieren prescindir de sus ventajas, la solución es utilizar las conexiones telefónicas UMTS, o de tercera generación (3G), para transmitir datos.
Sin embargo, esto les supondrá un coste mayor y algunos problemas. El más grave será la cobertura 3G que tenga el operador en el lugar escogido. Aunque la cobertura no para de crecer, hasta en las grandes ciudades aún deja mucho que desear, y es muy escasa o nula en las zonas menos habitadas. Como remedio, las operadoras ya advierten de que en las zonas no cubiertas aún la conexión se cambiará automáticamente a la red GPRS (56 Kilobits por segundo, Kbps.), lo que implica un volumen mucho menor de datos y mucho más tiempo de conexión para descargar el mismo archivo que si se hiciera a través de una red 3G (384 kbps.), aunque el precio sería el mismo al aplicarse a volumen de datos.
Las opciones pasan por utilizar un teléfono 3G conectado al ordenador y alguna de las tarifas promocionales para pagar por cantidad de datos transmitidos. O bien adquirir una tarjeta PCMCIA de entre 30 y 140 euros y contratar una tarifa plana, que incluye un volumen importante de transferencia de datos mensuales.
Aunque el servicio está pensado principalmente para empresas o profesionales de gran movilidad -Amena sólo lo ofrece en contratos a compañías- también puede contratarlo un particular. Hay que tener siempre presente la duración mínima del contrato. Telefónica, por ejemplo, tiene tres opciones ligadas a un contrato de 18 meses y Vodafone compromete al menos durante un año.
Otra opción posible es acceder a Internet a través de los puntos Wi-Fi que las tres operadoras tienen repartidos por los principales aeropuertos, hoteles y algunos centros oficiales de las grandes ciudades. Para ello hay que suscribirse al servicio desde el mismo contrato telefónico o comprar por anticipado un bono de consumo fijo por tiempos de conexión de una hora o de 24 horas que incluye una clave de acceso.
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