"El incendio que vivimos era el infierno en la tierra"
Los tres principales responsables de la extinción del fuego de Guadalajara narran cómo vivieron las horas de mayor tensión
Tres de los principales responsables de la extinción del incendio de Guadalajara narraron ayer a EL PAÍS cómo vivieron los momentos de máxima tensión en esta catástrofe que arrasó 12.900 hectáreas de superficie forestal y mató a 11 integrantes de un retén.
- José Ignacio Nicolás. Director General de Medio Natural de Castilla-La Mancha. Este cargo público es, tras la consejera de Medio Ambiente, el segundo responsable en la gestión de la lucha contra los fuegos forestales. Empezó a coordinar las labores de extinción el domingo por la mañana en el centro de operaciones de la delegación de Guadalajara. "Dada la gravedad de los acontecimientos nos reunimos con los alcaldes de la zona esa misma tarde. Entonces vimos la estrategia y los medios que eran necesario movilizar", explica Nicolás.
"Todos los medios que estaban disponibles en nuestro plan de lucha contra los incendios forestales fueron trasladados al lugar del incendio, pero, dadas las características de este fuego, cualquier medio movilizado habría sido insuficiente", explica. La estructura de la Junta de Castilla-La Mancha establece que hay un responsable provincial encargado de pedir los medios en función de la envergadura del fuego. "Nos dimos cuenta de que se nos iba de las manos porque los efectivos que tenían que participar no podían realizar un ataque directo. Las llamas eran muy altas y hacía mucho calor", afirma.
Eso les lleva a plantear medidas alternativas como hacer cortafuegos que frenen el avance de las llamas: "La eficacia de las descargas de los aviones no se nota. Las fuertes turbulencias y los focos de calor que hay en el fuego hacen que los 5.500 litros que se tiran en cada descarga se evaporen antes de llegar al fuego".
El mismo sábado ya están trabajando en el lugar todos los medios terrestres y aéreos de que dispone Castilla-La Mancha. Algunos tienen que quedarse un tiempo en Puertollano (Ciudad Real) donde un fuego intencionado arrasó unas 1.000 hectáreas. El de Guadalajara fue bastante difícil de controlar: "La sequía, el calor, la corriente sahariana que asolaba esos días la provincia de Guadalajara convirtieron las llamas en un incendio muy virulento. Más medios no habrían supuesto que se hubiera apagado antes. Los profesionales han estado a la altura de estas circunstancias tan adversas y difíciles de controlar", añade este responsable de Medio Ambiente.
- José Antonio García Abarca. Técnico al frente del dispositivo de coordinación de los trabajos de extinción. García trabaja como responsable provincial antiincendios de Cuenca. El domingo por la tarde es llamado para que vaya a Guadalajara y releve a otros técnicos que han estado trabajando desde las tres de la tarde del sábado, cuando se inició el fuego.
Una de sus primeras medidas es llevarse el punto de coordinación de todos los medios a un lugar cercano al fuego, pero que resulte seguro para los técnicos. Se trata de la casa forestal de los Solanillos, en la carretera de Mazarete a Cobeta. El fuego tiene dos focos de importancia en ese momento: los situados al este y al oeste, por lo que decide destinar a cuatro responsables de su confianza para que se ocupen de los mismos. "En esos momentos, las llamas afectan a ocho términos municipales y tiene un frente de unos 50 kilómetros, por lo que resultaba incontrolable", explica García Abarca.
Uno de sus trabajos consiste en distribuir los 21 bulldozers (grandes excavadoras) que permiten abrir grandes cortafuegos. El foco oeste quedó controlado con relativa rapidez, mientras que el del este, en el barranco del Ablanquejo, resultó más dificultoso, ya que cruzó el cortafuegos por la carretera de Cobeta a Selas.
"Era muy importante detenerlo cuanto antes porque, en caso contrario, entraría en una zona continua de 70.000 hectáreas de bosque. Trabajábamos en una zona de muchos barrancos muy poco accesibles", añade el coordinador. De hecho, pensaron que la noche del domingo quedaría controlado, pero la tarde del lunes el viento volvió a reavivar las llamas.
"Con vientos de 50 kilómetros por hora es imposible hacerse con un fuego. Son fuegos catastróficos que ocurren con unas determinadas circunstancias", concluye García Abarca.
- David Huertas. Coordinador regional de incendios forestales. Le comunicaron el inicio del fuego mientras comía en su casa, el sábado al mediodía. Su cometido consiste en supervisar la asignación de los medios que son utilizados en la extinción de los siniestros y en solicitar el envío de aviones y personal a otras Administraciones públicas, como el Ministerio de Medio Ambiente o las comunidades autónomas limítrofes.
Eso motivó que saliera a toda velocidad hacia el centro de emergencias 112, desde donde trabajó. Llamó de inmediato a la Dirección General de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, que posee los hidroaviones para los incendios forestales. "El coordinador provincial de Guadalajara me dice que pidamos dos hidroaviones en el fax, porque el incendio está adquiriendo unas medidas muy grandes", señala Huertas.
"El incendio que vivimos el pasado fin de semana [por el anterior] fue tan grande que, según me contaron, era el infierno en la tierra. Pusimos todos los medios de que disponíamos, pero era imposible controlarlo. Era como si se hubieran quemado bidones de gasolina", comenta el coordinador regional.
La misma noche del sábado están movilizados todos los medios de que dispone Castilla-La Mancha. "Éramos optimistas, porque, como había bajado la velocidad del viento, pensamos que podríamos haberlo controlado pronto", sigue narrando. Pero la desesperación llega el domingo por la tarde. "Las llamas vuelven a descontrolarse. Cuando alcanzan una altura de 30 metros, es imposible hacerse con ellas. Es un fuego muy anómalo y anormal que era casi imposible de controlar", comenta.
"Había muchas llamadas al 112 y los técnicos estábamos en contacto permanente con el técnico de Guadalajara".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.