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Reportaje:FORMACIÓN Y EMPLEO

FP, vía rápida para el mercado laboral

Se colocan mucho antes que los licenciados universitarios, pero su progresión profesional suele ser más lenta y limitada

La formación profesional es uno de los caminos más rápidos y directos para entrar en el mundo laboral. Una formación muy adaptada a las necesidades específicas del mercado y prácticas en empresas colocan a los estudiantes en una posición ventajosa para encontrar rápidamente empleo al finalizar sus estudios, a diferencia de los licenciados universitarios, con más dificultades para dar con su primer trabajo y que éste se ajuste a su formación, pero con más expectativas de progreso profesional a largo plazo. Por cada estudiante de formación profesional hay tres universitarios en las aulas de los campus españoles. Así que, al terminar sus estudios, los titulados en FP tardan una media de dos o tres meses en encontrar su primer empleo, frente a un licenciado de la universidad, que pasa hasta cuatro veces más de tiempo (12 meses) buscando su primer trabajo, según varias estimaciones.

Un cuarto del periodo docente en la FP se dedica a prácticas, lo que supone entre 350 y 600 horas en cada curso
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Estudios de menor duración que los universitarios, la formación profesional coloca a los estudiantes en la parrilla de salida del mercado laboral varios años antes que a quienes optan por la universidad, y esto hace que su trayectoria vital y profesional sea considerablemente diferente. "Una de las grandes virtudes de la FP es su cercanía con el mercado laboral y la preparación teórica y práctica de los estudiantes", señala Soledad Iglesias, subdirectora general de formación profesional del Ministerio de Educación y Ciencia.

De forma que estos estudiantes terminarán antes, encontrarán con cierta rapidez un trabajo y éste se ajustará bastante a la formación que han adquirido, detalla Julio Ros, director de publicaciones del Círculo de Progreso, "un titulado en FP, en cuanto acaba su formación, sabe dónde debe buscar trabajo; no es lo mismo con un universitario", dice Ros.

Y es que en muchas ocasiones el estudiante de FP acaba quedándose a trabajar en la empresa donde realizó las prácticas. Un cuarto del periodo docente en la FP se dedica a prácticas (esto supone entre 350 y 600 horas en cada curso). "Ésta es una de las primeras diferencias con la formación universitaria", señala Julio Ros, que un 70% de los alumnos se queda en las empresas en las que ha hecho las prácticas, estima.

Desprestigiada durante años como los estudios para quienes no sirven, "la formación profesional se pensaba que era para los menos capacitados para estudiar", señala Julio Ros; ahora "entra en la FP quien quiera estudiar FP, porque de hecho sobran plazas en los centros universitarios", señala. Aunque todavía queda camino por recorrer, precisa Valeriano Muñoz, director de formación del Consejo Superior de Cámaras de Comercio. Cada año salen en torno a 100.000 titulados de FP, por unos 300.000 universitarios. En el curso 2000 un 42% de los estudiantes de educación superior cursaban la FP, y 10 años antes representaban un 36%, según datos del Ministerio de Educación.

Sin embargo, "todavía sigue sin haber en España esa cultura de la FP que existe en Europa", dice Rafael Vidal, que es director de Selección de la Consultora Agilon, del grupo Adecco. España sigue prisionera de la "cultura del título universitario, y las universidades continúan pobladas de alumnos". Durante mucho tiempo se ha creído que carecer de título universitario representaba una desventaja en el mercado laboral. Hoy día, "los títulos de FP tienen una gran aceptación en el mercado de trabajo, por encima incluso que los universitarios", dice Valeriano Muñoz, de las Cámaras de Comercio, y "en igualdad de condiciones se prefiere en muchas ocasiones a titulados de FP que a licenciados universitarios". En departamentos de administración, en informática, se puede contratar a un titulado de FP o a un licenciado en informática, dice Ros.

Lo cierto es que un 7% de los titulados universitarios reconoce, según un informe de 2005 de la Fundación Universidad-Empresa, que hubiera estudiado FP, y un 18%, que no volvería a estudiar la misma carrera. Comienza incluso a ocurrir que algunos licenciados universitarios hacen grados superiores de FP. Lo cierto es que en los próximos años algunos indicios apuntan a que habrá más demanda de titulados de FP que de licenciados, dicen desde el Ministerio de Educación y Ciencia.

Pero a las ventajas de la formación profesional se suman algunos inconvenientes. Un 72% de la oferta laboral dirigida a los titulados de FP es para puestos de empleado, según el reciente informe Infoempleo 2005 de Círculo de Progreso. Si bien los estudiantes de la FP "pueden encontrar trabajo más rápido y progresar más rápido, el nivel de responsabilidad será más limitado", dice Rafael Vidal, de Agilon.

Medio y largo plazo

Es en la evolución profesional a medio y largo plazo cuando surgen notables diferencias entre la FP y los titulados universitarios. De un puesto inicial de empleado puede pasar a la categoría de técnico, y posteriormente a la de mando intermedio, con pocas capacidades de progresar más.

En el caso de los titulados universitarios, tras cinco años de licenciatura, un master o un posgrado, "lo difícil es entrar en el mercado laboral, porque la gente tiene un nivel muy homogéneo, pero una vez en él las expectativas aumentan", dice Rafael Vidal.

Muchos titulados universitarios que comiencen más tarde su vida laboral pueden empezar ganando menos que uno de FP, pero en dos años habrá igualado el sueldo de éste. De comenzar con salarios de unos 18.000 euros anuales, un titulado puede aspirar (según las carreras y puestos) a sueldos de entre 30.000 y 45.000 euros al cabo de tres años, dice Rafael Vidal, y después en posiciones de dirección a salarios por encima de los 45.000 euros. Las diferencias son notables entre la FP y la formación universitaria, pero lo cierto es que cada vez la FP da más juego.

Imagen de archivo de un taller de FP, en Vitoria.
Imagen de archivo de un taller de FP, en Vitoria.PRADIP J. PHANSE

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