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Reportaje:

Los deportes de los otros catalanes

Los partidos son también una excusa para encontrarse con miembros de su comunidad

Blanca Cia

La salsa del puertorriqueño Ansel Camacho a todo volumen acompaña el griterío de los jugadores de voley en el parque del Escorxador de Barcelona, uno de los espacios públicos de la capital catalana que se han convertido en escenario habitual, sobre todo los fines de semana, de la práctica de deportes por parte de la población inmigrada. En este caso, principalmente la ecuatoriana.

Muchos de los jugadores de las dos canchas de voley son de Guayaquil, como Cristóbal, que lleva cuatro años en Barcelona. En uno de los muros que rodean las canchas, una mujer no para de servir bandejitas con comida. "Le decimos cuántos estaremos y ella prepara nuestros platos", explica Cristóbal. "Nuestros platos" son recetas costeñas de Ecuador: cebiche, cazuela encebollada, pescado frito... Y un arroz con una salsa picante -delicioso- que parece no agotarse de un gran recipiente. Al lado, botellas de agua y latas de cerveza frescas.

Parques y canchas de Barcelona, escenarios del voley de los ecuatorianos, del críquet paquistaní y del 'softball' dominicano

Porque los partidos son para muchos ecuatorianos la excusa para encontrarse en los parques. "Aunque no se juegue, te encuentras con los paisanos", apunta Narcisa. Ella procede de Hambato (Ecuador) y vive en el barrio de la Florida de L'Hospitalet. Va, sencillamente, a pasar el día.Las mujeres no juegan. ¿Por qué? La pregunta a un grupo de ellas sentadas frente a las canchas provoca risas y un "nooooo". "Nosotras venimos a charlar de nuestras cosas", aclaran. Es un punto de encuentro. Suelen ir a mediodía y están hasta media tarde. Allí hablan de sus problemas en el trabajo -las dedicaciones van desde la restauración, el servicio doméstico o la construcción- y de los hijos. En otoño e invierno el grupo suele ser más numeroso porque ahora hay muchos que optan por la playa. Viven en barrios de Barcelona -La Pau, Vall d'Hebron-, pero también en poblaciones del cinturón como l'Hospitalet y Cornellà.

El voley es el deporte más practicado en Ecuador. Y debe de despertar pasiones, a juzgar por el interés con que se lo toman sus practicantes en el Escorxador. Edgar, un ecuatoriano que vive en Pubilla Casas, está negociando con otro el puesto en el campo. En la pista hay un árbitro que controla el marcador con un fichero, una tabla de madera con perforaciones para señalar los tantos. Gritos y alguna que otra bronca entre compañeros de equipo cuando alguien falla. Se suele apostar dinero. "Pero no mucho", se apresura a aclarar Edgar.

"El voley es el rincón de los ecuatorianos, aquí estamos más mezclados", dice Daniel, un argentino que bordea los 50, vive desde hace cinco años junto al parque del Escorxador y es asiduo a los partidos de futbito que se juegan los sábados y domingos. Bolivianos, argentinos, brasileños y colombianos se turnan en partidillos: "Los partidos duran 15 minutos o se acaban cuando uno de los equipos marca tres goles. Hay que poner límite". ¿Y catalanes? Sí, algunos. También algún francés. Casi todos residentes en esa zona del Eixample.

La actividad deportiva en esa cancha da para organizar de 10 a 15 partidos en un día de fin de semana. "El uso de las instalaciones ha crecido mucho en los últimos cinco años y nosotros hemos llegado a arreglar cosas que estaban mal o que no estaban, como la red las porterías", señalan.

Fenómeno que se repite

Un paseo el fin de semana por muchos de los parques de Barcelona muestra cómo se han convertido en el lugar de ocio y encuentro de la inmigración. Si en el Escorxador se juega a voley y a futbito, en el parque del Clot el protagonismo lo tiene el fútbol de colombianos y bolivianos. El fenómeno se repite en las ciudades del cinturón de Barcelona. En Bellvitge, por ejemplo, los viernes suele haber partido de softball en el club Hércules. Es un juego parecido al beisbol americano. Lo practican mayoritariamente los dominicanos. "Nos gusta encontrarnos con las mujeres y los niños y los encuentros se hacen en Reus, Tarragona, además de Bellvitge", explica Manuel. Dice que la mayoría de los que juegan a ese deporte están entre los 30 y los 40. "Es como el beisbol, se juega en sus campos y es parecido. La diferencia es la velocidad de la bola, si en beisbol alcanza los 80 kilómetros hora, en el softball no se suele ir más allá de 30 kilómetros", concluye.

Esos partidos, al igual que en en los encuentros de la comunidad ecuatoriana para jugar al voleibol, son la excusa para una cita que va más allá de lo puramente deportivo y muchas veces es un acto social. Nada que ver con las sesiones de críquet de la comunidad paquistaní. Un colectivo que intenta practicar su juego rey -después del Reino Unido, es Pakistán el país donde de juega más- en el parque de las Tres Ximeneies del Poble Sec. A veces también en un solar medio en obras junto a la calle de Robadors, detrás de la Rambla del Raval. Los que quieren jugar en mejores condiciones se van a un campo de Sant Adrià de Besòs, a un paso de la Mina. La cita es a partir de las siete de la tarde los sábados y domingos. Es todo un ceremonial porque se trata de un campo de fútbol de tierra. Para empezar, peinan la tierra con un espacio central para colocar encima una estera alargada, que es donde realizan los lanzamientos de la bola. Para que no se mueva la fijan con unas tiras metálicas y tornillos. Después la barren para que esté lisa y sin piedrecitas que puedan desviar el trayecto de la bola. Khalib, que pasa de la treintena, lleva la voz cantante. Lleva nueve años en L'Hospitalet, donde tiene un negocio de construcción y dos locutorios. Los que llegan le van saludando. Uno a uno. "Venimos de poblaciones del entorno pero la mayoría viven en el Raval", explica. Suelen ser dos equipos de 11 cada uno y juegan por tandas. Se trata de una adaptación del críquet original, tanto por la duración -los partidos originales suelen ser de un día- como por la bola que usan. "La original es de cuero y alcanza más velocidad. La que usamos en estos partidos es de tenis y recubierta con cinta aislante", explica.

Al críquet sólo van hombres. "Las mujeres vienen a los torneos, porque se hacen en días festivos; eso son partidos", comenta Khalib al ser preguntado sobre la ausencia de mujeres. La afición al críquet es tal que se organizan dos torneos, uno en verano y otro en Navidad, en los que suelen participar 11 equipos de Cataluña y de otras partes de España.

Arriba, un joven paquistaní en plaza de las Tres Xemeneies; abajo, un partido de voley en la plaza del Escorxador.
Arriba, un joven paquistaní en plaza de las Tres Xemeneies; abajo, un partido de voley en la plaza del Escorxador.JORDI BARRERAS

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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