Esquivo y solitario ídolo

Bajo el cielo de su ciudad, Madrid, la leyenda del pop rock local volvió a encontrarse con su público en una de esas noches de verano que consiguen realzar la belleza de las composiciones de su esquivo y solitario ídolo. Antonio Vega presentaba 3.000 noches con Marga, dolorosa y también romántica dedicatoria al amor que le ha acompañado en los últimos tiempos, y este disco le ha servido al ex componente de Nacha Pop para levantarse de nuevo y dar un nuevo impulso a su carrera.

Para ello el concurso de una banda joven que le acompaña ha sido fundamental. Antonio tocó su repertorio -siempre recortado sobre la marcha- orientándolo hacia al funk rock estilo años setenta, hecho al que contribuyó la sección de vientos de cuatro componentes y los interminables solos con que se adornó cada tema. Quizá es que las canciones de Antonio Vega sean más con aroma a pub-rock y eso ofrece menos posibilidades al virtuosismo, el caso es que el artista se zambulló más concentrado que otras veces en temas como Me quedo contigo, de Los Chunguitos; Ángel de Orión; la luminosa San Antonio, o las siempre esperadas Se dejaba llevar por ti u Océano de sol.