Tragico y grotesco
Los relatos de Oscar Alonso en Ejecutar a Schubert perfilan de nuevo las características más pronunciadas en su narrativa: férreo control de la historia, absurdo, humor negro y en las más eficaces, un silencio que deja abierta la interpretación del lector.
Las trece narraciones del libro que ha merecido el Premio Ateneo de La Laguna-Caja Canarias, tocan diversos registros. Varían también en la extensión. Los microrrelatos cierran el volumen, mientras que la extensión más amplia es la general en la compilación.Algunos relatos pueden considerarse chistes como Consideraciones, pero la amenaza latente en Padaung haga olvidar el relato anterior. A Oscar Alonso le gusta un humor negro, a veces apoyado en los juegos de palabras, anunciados en el título, pero que, después, no se utilizan con ambición.
La rutina y los conflictos entre las parejas son el caldo de cultivo para recrear diversos personajes que o quieren huir de ella, como sucede en La soledad de las palmeras, como esa lógica constructiva que lleva a que el personaje principal termine viviendo en un buzón, o acepta la realidad, temiendo que el futuro será todo menos prometedor, como en Patitos de goma. En todos ellos, puede apreciarse la calidad narrativa de una estrategia del contador que muestra la ruptura de la convivencia, a través del absurdo, de la aplicación de una lógica de la narrativa que lleva a consecuencias sorprendentes.
Entre la tragedia de una vida gris, y lo grotesco de las situaciones finales, se recrean mundos en los que los objetos muestran un perfil amenazador, como si la vida de sus personajes permaneciera en constante estado de sitio.
Oscar Alonso Álvarez: Ejecutar a Schubert. El Toro de barro. Cuenca. 2005. 83 páginas.
