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Reportaje:TOUR 2005 | Jornada de descanso

Comienza el Tour

Tras 10 días volando por el llano, los Alpes empezarán a aclarar hoy la fortaleza de los aspirantes

Carlos Arribas

Bajaron los ciclistas el domingo al anochecer del avión que los trasladó de Mulhouse a Grenoble y se abrazaron en la escalerilla, algunos besaron el suelo, otros extendieron los brazos en señal de libertad. Eran las nueve y pico de la noche. Llegaron a la ciudad alpina casi más tarde que los mecánicos y los auxiliares de los equipos, que hicieron el recorrido por carretera. Llegaron tarde y agobiados.

Uno de los dos aviones, el que transportaba a Ullrich y la mitad del pelotón -la otra mitad voló en otro avión liderado por Armstrong-, salió con una hora de retraso ya que una puerta no cerraba bien. Primer susto. "Y luego", cuenta José Luis Arrieta, del Illes Balears-Caisse d'Épargne. "Para pasar la tormenta el avión dio unos bandazos tremendos. Creí que de ahí no salíamos. Me fijé en el extintor y vi que llevaba un año de retraso en la revisión, así que pensé que el resto del avión tampoco lo habrían revisado mucho..." Por eso, después de un vuelo charter, los ciclistas fueron felices al pisar tierra. Quizás sea su última oportunidad para sonreír, porque hoy, tachán, tachán, llegan los Alpes, comienza el sufrimiento, el dolor, la montaña dura. "Comienza el Tour", precisa Ivan Basso. "Porque el Tour, el verdadero Tour, comienza en los Alpes y se decidirá en los Pirineos".

"A partir de hoy veremos si Armstrong es el más fuerte", asegura su director, Johan Bruyneel
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De las facciones de Johan Bruyneel forma parte con la misma permanencia que el hoyuelo de su barbilla a lo Kirk Douglas - "me dormí sobre mi sortija", le explicó a Jean Simmons en "Espartaco"- una sonrisa irónica que le vale para esconderlo todo, sus dudas, sus miedos, su pensamiento. Como su patrón, Armstrong, ha tomado la costumbre de no hablar con la prensa los días de descanso -guarda todas sus palabras para su dulce Sheryl Crow- fue Bruyneel, el director del Discovery quien, a plaza llena, respondió a quienes le expresaron sus dudas sobre la forma del tejano y su equipo en la travesía de los Vosgos. "A partir del martes veremos si Lance es el más fuerte", dijo.

Si apenas hay dudas de que el modus operandi de Armstrong apenas variará en la falda de Courchevel, el primer final en alto alpino, con respecto a sus anteriores seis Tours victoriosos -dar el primero, dar más fuerte, vamos Chechu, tira para arriba, que esta tarde nos los comemos, como dijo en Sestriere 99, Hautacam 2000, Alpe d'Huez 2001 y 2003, Mongie 2002 y 2004-, si tampoco hay dudas sobre lo que hará Ivan Basso - una frase del italiano, propia de aquella persona que tiene el Tour en la cabeza: "pero qué prisa tenéis los periodistas, queréis que todo se resuelva el primer día, que todo vuele por los aires a la menor"-, sí que intriga la actitud de aquellos que, por su potencial, por la capacidad del equipo, aparecen como grandes rivales, el tridente del T-Mobile, tropa impaciente y precipitada donde la haya. Por lo que han mostrado hasta ahora, su táctica del 1-2-3, si no beneficiosa ha sido espectacular. Uno, leñazo de Vinokúrov, el bruto; dos, ataque de Klöden, el fino; tres, Ullrich, a la expectativa a rueda de Armstrong. Una de las flaquezas de Ullrich ha sido siempre la debilidad táctica, el atacar en el momento menos apropiado, así que al menos un aspecto beneficioso tendrán las dos caídas que han dejado contracturado y amorfo su entramado muscular: aunque no tiene nada roto, sí que le duele el cuerpo, y el dolor es el mejor calmante para las ansias atacantes.

"Que llegan los españoles", era el cliché alarmista de la prensa francesa en vísperas de la montaña en aquellos años pasados en que español equivalía a escalador. A tal cliché, uno, no mucho mejor, lució en los años posteriores a Indurain ¿Dónde están los españoles? Los españoles están a la espera, es la respuesta. Esperan encontrar su hueco en este Tour Mancebo, Valverde, Heras, Beloki, Pereiro, Mayo, y Contador. Camino de Courchevel también sabremos dónde se acoplan.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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