La guaracha de Raquel
Las sesiones matinales del Hospital Real han sido uno de los logros indiscutibles de esta edición del Festival de Granada. Llenos totales para escuchar a algunos de los mejores grupos especializados en la música del barroco. Y, entre ellos, dos españoles haciendo muy buena figura. El sábado fue la Orquesta Barroca de Sevilla, un formidable conjunto guiado con mano maestra por ese monumento de la especialidad que es la gran Monica Huggett, una inglesa que acabó bailando la guaracha, esa mezcla tan hispánica de la carne y el espíritu, que bordó una sensualísima Raquel Andueza -que crece y crece- en Convidando está la noche de García de Zéspedes. Antes, la soprano navarra -tocada estos días, a lo que parece, por la mano de san Fermín- había regalado su alegría en Tarara, tarara, que soy Antón, de Antonio de Salazar, y la OBS se había lucido en una gran versión de esa locura genial -y luego decían de Schönberg la otra noche- que es la Battalia de Biber. Excelente también la suite de Las indias galantes de Rameau para cerrar una sesión deliciosa a cargo de una orquesta que probablemente haya encontrado con Huggett su camino definitivo hacia la consagración.
Orquesta Barroca de Sevilla y Armoniosi Concerti
Monica Huggett y Juan Carlos Rivera, directores. Raquel Andueza, soprano. Obras de Biber, Schmelzer, Salazar, García de Zéspedes, Valderrábano, Milán, Romero y otros. Hospital Real. Granada, 9 y 10 de julio.
El domingo, repertorio más melancólico con Armoniosi Concerti, dirigidos por Juan Carlos Rivera. Romances, diferencias, hermosuras varias de ese patrimonio que vuelve y para bien. Otra vez Raquel Andueza, pero con distinto soporte, con diferente manera, muy hermosa también, de revivir lo ido. Más concentrado todo que en la OBS, un punto más austero, muy en la distancia exacta entre la recuperación filológica y la imaginación restauradora.
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