"¡Si te digo yo la de veces que paso miedo!"
Alberto Contador (Madrid, 1982) y Luis León Sánchez (Mula, Murcia; 1982) son dos de los 25 debutantes en el Tour de 2005. Además de equipo, el Liberty, comparten sueños y desventuras en su primera comparecencia en la Grande Boucle. En la meta de Mulhouse, después de una semana de nervios, sustos y descubrimientos pedaleando por las carreteras francesas, tocó llorar: Igor González de Galdeano, compañero de habitación de Contador, fue embestido junto a su camarada y la caída le mandó a casa . En la víspera de la primera jornada de descanso, antes de volar a Grenoble para ver las primeras cimas de los Alpes, el ciclista madrileño y el murciano repasan sus sensaciones tras una contrarreloj individual, una por equipos y otras dos apretando dientes por la media montaña.
Contador: "En mi cabeza sólo hay una idea, Heras. Estoy aquí para ayudarle. Y ya es mucho. ¡Quién me iba a decir a mí que acabaría en el Tour!"
Sánchez: "Mi padre, guardia civil, fue herido en un atentado. Lleva hierros en la rodilla y le recomendaron andar en bici. Compró para todos. Y hasta hoy"
EL PAÍS (EP). Después de nueve etapas, ¿han podido descubrir por qué el Tour es diferente?
Alberto Contador (A. C). Nada más ver lo que rodea la carrera te das cuenta de que es diferente a todo. En carrera ni te cuento. Aquí nadie viene por venir.
Luis León Sánchez (L. L. S). Aquí hay ciclistas a los que no había visto en mi vida y tanta gente alrededor que no es que resulte un agobio, pero... La gran diferencia que encuentro es que de principio a fin se va más rápido y hay gran tensión. Si te descuidas, te quedas cortado en el kilómetro cero.
A. C. En la París-Niza se rompió el pelotón en el recorrido neutralizado y no enganchó en toda la etapa. De lo primero que te das cuenta es de que lo que te habían avisado los veteranos es cierto y que hay que pensar día a día.
EP. Llegados a éste punto de la carrera, ¿han desaparecido los nervios iniciales,?
L. L. S. Ya no es como el día de la contra por equipos...
A. C. Sí, ese día, para mí, fue el peor.
L. L. S. En el rodillo en Tours lo pasé fatal. Miraba a mi lado, veía a Heras y pensaba: "Hoy no le puedo fallar".
A. C. Yo ese día casi la lío. Me despisté, no me di cuenta de que en vez de nueve ya sólo éramos ocho porque Allan ya no estaba y casi me quedo. Estuve a punto de tirar la toalla, pero, al final, hice un último esfuerzo y enlacé. Me pilló a contrapié. Sería el dolor de piernas que llevo porque se anda a mucha velocidad. Lo pasé mal hasta que enlacé
L. L. S. Sí, es verdad. En la charla que tuvo con nosotros, antes de empezar, Manolo Saiz, el director, nos dijo que estuviéramos tranquilos y ahorráramos energías hasta la contrarreloj por equipos, que era cuando más importantes teníamos que ser para el equipo. De hecho, nos dejó bien claro que estamos aquí para aprender. Eso, quieras o no, te libera. A mi me tranquilizó.
A. C. Tenemos suerte de cómo nos cuida Manolo y de la ayuda de los veteranos, como Beloki o Igor, que te aconsejan en muchos detalles.
L. L. S. Tú dormías con Igor, ¿no?
A. C. Sí. Le voy a echar de menos. Espero no haberle dado la paliza, he tratado de preguntarle lo justito para no marearle.
Justo en ese momento un coche del Liberty Seguros frena a escasos metros del morro del autocar del equipo, donde Alberto y Luis León dialogan. Del auto se baja como buenamente puede Igor, que cojea y hace muecas de dolor a cada paso que da. Llega del hospital. Contador le anima y, al volver a la conversación, muestra su pena en forma de ojos humedecidos.
L. L. R. Tú te has ido al suelo en la misma caída que él, ¿no?
A. C. Un austriaco nos ha arrasado y ha sido Igor quien se ha llevado la peor parte.
EP. Lleva usted un año feo, repleto de caídas...
A. C. Sí, pero he mejorado. En todas las carreras de la UCI-Protour que he corrido este año me fui al suelo el primer día. Así que, cuando terminé la contrarreloj individual, estaba contentísimo: ¡No me había caído! Era casi un objetivo para mí porque estaba harto de caerme el primer día.
L. L. S. Yo, el otro día, en la llegada a Nancy, pasé algo de miedo y me fui atrás. Íbamos muy rápido. Resbalaba.
A. C. ¡Si te digo yo la de veces que paso miedo! Yo prefiero ir lo más delante posible. Me avisó Igor de que detrás acabas trabajando más que delante y lo he comprobado. Pero hay veces que no queda otro remedio, claro.
EP. Está claro que acumular experiencia es lo principal, pero ¿les ha dado margen para soñar Manolo Sainz?
L. L. S. Es inevitable pensar en lo bonito que sería ganar una etapa, una de ésas en las que te da tiempo a levantar los brazos y todo, de montaña... Pero dependerá de la suerte que tengamos.
EP. Usted, Alberto, es cuarto en la clasificación de jóvenes. ¿Se plantea luchar por ese premio?
A. C. En mi cabeza sólo hay una idea: Heras. Estoy aquí para ayudarle. Y ya es mucho para nosotros, ¿no? ¡A mí quién me iba decir cuando en el 91 vi mi primer Tour por la tele que lo acabaría corriendo!
L. L. S. ¿Cómo sabes que ese fue el primero que viste?
A. C. Porque no hace mucho cogí un CD con todos los Tours que ganó Indurain y me di cuenta de que el del 91 fue el primero que vi. Estaba con mi hermano en Barcarrota, el pueblo donde nacieron mis padres, en Badajoz, y, como todos los chavales lo miraban, o ponías la tele o te echabas la siesta. Yo jugaba al fútbol y hacía atletismo, pero nunca me imaginé que acabaría siendo ciclista. ¿Y tú?
L. L. S. Mi historia es distinta. Yo a los cinco años ya iba en bici. Mi padre era guardia civil en el País Vasco y fue herido en un atentado. Como lleva hierros en la rodilla le recomendaron andar en bici y compró una para él, otra para mi madre y otras dos para mi hermano y para mí. Hasta hoy.
A. C. Yo empecé a ir en bici porque era un crío muy competitivo. Un día estaba en el campo de fútbol del pueblo y organizaron una carrera. Tiré el bocadillo que me estaba merendando, me apunté y acabé el primero. Aún tengo la medalla. Luego, en cadete, ni gané ni anduve delante nunca, pero aquí estoy. El otro día abrí un periódico y salía en una foto al lado de Armstrong. ¡Increíble!
L. L. S. Yo le he visto, pero no me da para hablar mucho en carrera a estas velocidades.
A. C. Yo me acerqué a presentarme en la Dauphiné. Y me pareció majo. Me habló en castellano y todo. ¿A ti no te ha pedido nadie un autógrafo suyo?
L. L. S. ¡Ya lo creo!
A. C. Yo a todos les digo lo mismo: 'Id al Tour, corréis y le pedís el autógrafo'.
L. L. S. A mí me han pedido muchos dorsales.
A. C. También. Y leones de ésos que dan al ganador de la etapa. Tantos que o las gano todas o me dejo el sueldo comprándolos. Tú lo tendrás más fácil. Por lo de León, digo...
L. L. S. Es una tradición familiar. Mi abuelo se llama León. Mi padre, yo y todos mis hermanos, empezando por el mayor, que se llama León a secas, nos llamamos León.
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