Los viajeros rompieron las ventanas para huir
La segunda explosión se produjo a las 8.56 en un tren que viajaba entre las céntricas estaciones de King's Cross y Russell Square, en la línea de Piccadilly, provocando la muerte instantánea de 21 personas, según los primeros datos oficiales. Ayer, sin embargo, el jefe de la policía de Londres declaró que, probablemente, aún había "muchos cadáveres" en el los vagones.
El tren transitaba el jueves por la mañana por los túneles más profundos de toda la red de metro de la capital británica, lo que dificultó las labores de rescate de los supervivientes. En él, viajaban alrededor de 900 usuarios. Una testigo relató que unas personas consiguieron romper las ventanas del coche en el que se encontraba y que la gente salió y empezó a andar por las vías del metro buscando una vía de escape. Otro superviviente detalló que en un primer momento advirtió que algo raro le pasaba en la cara. "Sentía como una fuerte presión". Segundos después vio que estaba lleno de sangre. Según la mayoría de los testimonios, el humo provocado por la explosión del artefacto invadió, además, todos los vagones aterrorizando a los pasajeros, dificultando la respiración y haciéndoles llorar.
El personal sanitario y los servicios de emergencia que minutos después del atentado alcanzaron el nivel del tren para atender a los heridos y rescatar los cadáveres, describieron una escena espantosa de devastación. El coche afectado, según relataron, voló literalmente por los aires: "Fue una imagen apocalíptica", comentaron.
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