La tragedia de Londres

Ayer veía la reacción de los madrileños y de los parisinos ante la decisión adoptada por el COI. Caras largas, lágrimas, consoladores abrazos... Todo ello contrastaba con la alegría de los londinenses, que uno se los imagina muy serios, pero que ante la posibilidad de organizar unos JJ OO se habían transformado en personas radiantes de felicidad: saltaban, gritaban, reían y hasta lloraban de emoción.

Pocas horas después, su desbordante alegría se quedó fríamente petrificada a causa de los hijos del terror. Las rencillas entre los europeos sobre la designación de Londres se han esfumado de un plumazo y ahora todos somos londinenses, como en su día ellos se hicieron madrileños o neoyorquinos.

Lo que más me duele, sin contar el daño a la vida humana, es que los hijos del terror actúen en nombre de Dios. ¿Qué sabrán de Dios unos corazones en los que sólo cabe el odio? Lo único que saben es sembrar ese odio que llevan dentro. Sus atentados serán un gran fracaso si no recogen los frutos de su siniestra cosecha: si nosotros no caemos también en la espiral del odio.- Francesc Gómez Morales. L'Hospitalet. Barcelona.

Me parece bien que todos los gobiernos occidentales del mundo coincidan en la necesidad de combatir el terrorismo, y de no dejar que nuestra forma de vida se vea alterada por los criminales, pero me parece necesario que definan cómo van a luchar contra esta lacra.

En contra de lo que pueden opinar algunas mentes obtusas, los medios son esenciales para obtener soluciones eficaces. Por ejemplo, ¿vamos a combatir el terrorismo integrista invadiendo países enteros cuyas consecuencias inmediatas son más radicalidad y más odio, o por el contrario vamos a dejar que los servicios secretos de los países colaboren conjuntamente, y dejen de estar solamente al servicio de los gobiernos de turno?

Faltaría más que los atentados terroristas hicieran tambalear nuestras democracias, o pusieran en peligro nuestros valores o principios.

Lo siento, Londres.- Javier Hervas García Alcalá.

Los madrileños nos sentimos consternados con el ataque terrorista de ayer en Londres y estamos reviviendo el dolor aún demasiado reciente del 11 de marzo de 2004. Conocemos la desolación, la rabia y la tristeza que están padeciendo ahora los ciudadanos londinenses.

Esperemos que los terroristas (¡qué más da su naturaleza!) no consigan desunir a los británicos y que nadie intente sacar réditos políticos de estos asesinatos. Y de paso, que nadie más en España, por favor, vuelva a hablar sobre la autoría intelectual de los atentados del 11-M de Madrid con el único objetivo de manipular y deslegitimar los resultados de la últimas elecciones generales.

La respuesta de Madrid y del resto de España ante nuestra tragedia fue acudir masivamente a las urnas. Los ciudadanos británicos tienen que contribuir a que Londres 2012 sea un éxito; todos lo celebraremos. José Antonio del Val Melús.