El camino de la vida de Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870) es uno de los nombres fundamentales de la poesía española. El escritor romántico, que llevó una vida repleta de problemas y fue desdeñado por muchos de sus contemporáneos, pergeñó una obra poética que desbordó los cauces de su época y supuso una revolución en la lírica española. Hay un antes y un después de Bécquer en la poesía en castellano. La obra de autores posteriores, como Juan Ramón Jiménez o Luis Cernuda, sería impensable si Bécquer no hubiera abierto unos caminos llenos de posibilidades.

La Fundación José Manuel Lara acaba de reeditar un libro esencial para conocer la vida del poeta: Bécquer. Biografía e imagen, de Rafael Montesinos (Sevilla, 1920-Madrid, 2005). La nueva edición, que reproduce la publicada en la década de los setenta, es una pequeña joya para los amantes de la poesía española, ya que al texto de Montesinos une decenas de ilustraciones que dan cuenta del mundo por el que se movió el autor de Rimas. Los premios Nacional de Ensayo y Fastenrath de la Real Academia Española avalan la calidad de esta biografía. Montesinos es autor asimismo de poemarios como País de la esperanza (1953) y El tiempo en nuestros brazos (1958), que obtuvo el Premio Nacional de Literatura.

"Por dos caminos distintos se puede llegar a Bécquer: por el de la biografía y por el de la crítica. Yo he escogido el primero, el 'camino de la vida', y algo creo haber andado por él aunque a veces me haya visto obligado a tomar la senda de la interpretación literaria; porque inevitablemente hay momentos en que ambos caminos se entrecruzan. Voluntariamente me adentré en la zona más oscura de su vida: la íntima, la amorosa, la que él quiso dejarnos en tinieblas. Ya digo en alguna parte de este libro que es muy difícil para todo biógrafo poner en orden el corazón del hombre Gustavo Adolfo Bécquer. Es significativo -y no lo hice deliberadamente- que mis tres aportaciones al centenario del poeta rondasen en torno a tres mujeres: Julia Cabrera, Josefina Espín y Elisa Guillén", escribe Montesinos en el prólogo, fechado en 1972.