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Reportaje:FÓRMULA 1 | Gran Premio de Francia

La superación de Alonso

El piloto español sube enteros en todas las pugnas y aspectos de su carrera

Robert Álvarez

En el ecuador de su cuarta temporada en la fórmula 1, Fernando Alonso ha franqueado el salto que separa a los pilotos que prometen de las verdaderas figuras mundiales. Su trayectoria hacia su primera corona mundial es espectacular y se basa en una constante superación en todas las pugnas y aspectos que conforman la carrera de un piloto del máximo nivel en la fórmula 1.

- El título. Pasado el ecuador del campeonato, lo tiene a tiro. La empresa le sorprende a él mismo: "Si ganara el título este año sería mucho más pronto de lo que imaginaba". Sexto en 2003 y cuarto en 2004, Alonso temía antes del inicio de la temporada que Ferrari continuara un peldaño por encima del resto y también miraba de reojo el potencial de McLaren o equipos con los recursos de Toyota, Honda y Williams.

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Meteórico Alonso

- Raikkonen. Paga su flojo inicio de temporada: seis puntos en las cuatro primeras carreras. Pero continúa siendo el rival al que más teme Alonso porque dispone de un McLaren, un coche que ha mejorado ostensiblemente y que ha superado a los Renault en varias carreras. El finlandés, no obstante, ha cometido varios errores importantes como las pasadas de frenada que concluyeron con la rotura de la suspensión de su coche en Nürburgring y se ha visto perjudicado por imprevistos tan misteriosos como el de la rotura de motor en los entrenamientos de Magny-Cours.

- Michael Schumacher. Su relación con el siete veces campeón mundial es cada vez más fría y distante. Alonso no es de los que callan y otorgan. En la pista lo ha tenido a raya. Mantuvo con él un tenso duelo en el que demostró su capacidad para frenarle y resistió su ataque en las 12 últimas vueltas en Imola a pesar de que el Ferrari era entonces más rápido que el Renault. Sólo en las dos carreras en América han sido mejores los resultados de Schumacher. Fuera de la pista, Fernando acusó en mayo a Ferrari de "hacer trampas" por ser el único equipo que no había suscrito un pacto por el que las escuderías se comprometen a no rebasar un límite de kilómetros en los entrenamientos privados, para evitar así el coste económico al que tienen que hacer frente. El último episodio en Indianápolis ha elevado la tensión al máximo. Alonso hizo pública su indignación porque Schumacher afirmó que la carta de apoyo a las escuderías que decidieron no competir allí en aras de la seguridad había sido instigada por Renault.

- Fisichella. Alonso lleva tal ventaja en la pugna que siempre se establece entre compañeros de escudería que no deja lugar a la duda. A pesar de que empezó la temporada ganando en Australia, Fisichella ha sufrido un rosario de desgracias que contrasta con la asiduidad de Alonso en el podio. Tan evidente llegó a ser la diferencia entre uno y otro que Briatore tuvo que frenarle cuando pidió permiso para adelantar a Fisichella en Canadá. Ello podía haber hundido moralmente al italiano, que suma la friolera de 49 puntos menos que Alonso.

- Fiabilidad. Alonso logró concluir las siete primeras carreras. El asturiano, que la pasada temporada abandonó en cinco grandes premios, sólo se ha visto obligado a acabar antes de tiempo tras el error que cometió en Montreal. La fiabilidad de los otros pilotos punteros ha sido menor, empezando por los Ferrari. Schumacher ha abandonado en tres grandes premios y Barrichello en dos. Los McLaren también tuvieron problemas: Raikkonen no concluyó en San Marino y sufrió un accidente en Nürburgring; en Magny-Cours explotó el motor Mercedes de su bólido en los entrenamientos. La conclusión de Alonso: "El Renault R25 ha demostrado su competitividad en todas las situaciones. En carrera, en entrenamientos, en calificaciones... Mi única preocupación es correr sin cometer ningún error". Queda por saber si los múltiples problemas técnicos y mecánicos que abruman a Fisichella pueden afectar al Renault de Alonso.

- Obligaciones. Las dos últimas semanas han sido especialmente intensas. Alonso cumple los compromisos con profesionalidad. La carrera fue el colofón pero sólo unas horas antes recibió la visita del nuevo presidente de Renault, Carlos Ghosn. Después de Indianápolis, Alonso viajó a su domicilio en Oxford, el martes de esa semana se trasladó a Jerez para hacer unas pruebas con su Renault -entre 140 y 160 vueltas cada día-, y someterse a una sesión fotográfica y a reuniones con los patrocinadores. Tuvo tiempo para disputar un partido de fútbol con el personal de su equipo. El jueves viajó a París con motivo de la presentación del Clio III y regresó a Jerez para proseguir con los entrenamientos. El sábado descansó en Oviedo y el domingo fue el protagonista del Festival de la Velocidad en Goodwood (Inglaterra). Durante la última semana el ajetreo fue todavía mayor. El martes estuvo en París para visitar distintas sedes de Renault y acudió a las plantas de la firma francesa en Boulogne-Billancourt y Viry-Chatillon. El jueves disputó una carrera de karts en Magny-Cours, preludio de la actividad que conlleva cualquier Gran Premio y que empezó el viernes.

- Fama. La sobrelleva pero no le gusta. Habitualmente es atento y solícito cuando es requerido para firmar la avalancha de autógrafos y fotografías, saludar a los aficionados o cumplir con actos protocolarios o relacionados con sus patrocinadores. A la noria de ruedas de prensa que concede, se añaden las entrevistas en exclusiva, aunque no se prodiga. Ha sido criticado por alguna actitud considerada como desaire, pero eso ha ocurrido de forma puntual y él mantiene que se ha tratado de malentendidos. Preserva su vida personal y no entiende que su familia haya llegado a ser asediada en su domicilio de Oviedo. Él reside en Oxford y tiene escasas ocasiones para visitar su casa asturiana, aunque su padre lo acompaña a todas las carreras como hacía cuando empezó a competir en karts.

Alonso saluda al público tras su victoria.
Alonso saluda al público tras su victoria.EFE

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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