Barcelona 'bautiza' todos los años entre una decena y una cuarentena de calles y plazas
Shakespeare o Kubala, nombres aprobados por la Ponencia de Nomenclátor, esperan espacio
El Camí del Mar, la plaza de Ernest Lluch y las calles de Pierre Vilar y Anaïs Nin son incorporaciones recientes al nomenclátor de las calles de Barcelona. Otros nombres, como el del escritor William Shakespeare o el futbolista Ladislao Kubala, aguardan un espacio que los acoja. La última palabra la tiene la Ponencia del Nomenclátor, la comisión de representantes del Ayuntamiento en distintos ámbitos que estudia y evalúa las propuestas de los nombres que deben llevar las calles nuevas y las que se rebautizan. La ciudad bautiza todos los años un mínimo de una decena y un máximo de 40 calles y plazas, un número que depende de la creación de nuevos espacios fruto de proyectos de reurbanización.
Por ejemplo, buena parte de los viales que se han bautizado durante 2004 y lo que llevamos de 2005 corresponden al distrito de Sant Martí y son fruto de la urbanización de la zona del Fórum. Por ejemplo, la plaza del político Ernest Lluch y la de la religiosa dominica Juliana Morell, o las calles de Anaïs Nin, escritora; Francesc de Borja Moll, filólogo; Josep Narcís Roca, ideólogo nacionalista, y Pierre Vilar, historiador.
Aunque no tiene ningún secreto, el proceso de denominación de una calle, desde la propuesta hasta la aprobación por parte de la Ponencia del Nomenclátor, es largo. Las que siguen son algunas claves.
- ¿Quién integra la ponencia? El presidente de esta comisión es el concejal de Cultura, Ferran Mascarell. También figuran en ella representantes de distintas áreas del Ayuntamiento, del Consorcio para la Normalización Lingüística y del Programa Municipal de Mujeres, una delegación que responde a la voluntad de aumentar la presencia de mujeres en el nomenclátor de la ciudad. La ponencia se completa con el experto en onomástica Jesús Portavella, una auténtica autoridad en la materia, que es además el autor del Diccionario nomenclátor de la ciudad de 1996, el último que se ha editado en papel. Desde entonces, los datos se introducen en la web de la ponencia (www.bcn.es/nomenclator), aunque desde 2000 no están actualizados.
- ¿Quién puede proponer un nombre? Cualquiera. Desde el mismo Ayuntamiento o los distritos hasta particulares o asociaciones, como una peña del Espanyol que sugirió el nombre del fundador del histórico club de Sarrià, Àngel Rodríguez, o el gremio que propuso bautizar una plaza con el nombre de Taxi. Si se trata de una persona, los impulsores pueden adjuntar documentación que avale la importancia de su trayectoria y deben aportar la partida de nacimiento y de defunción, ya que las fechas exactas figurarán en la placa biográfica, la que detalla la profesión del personaje y sus fechas de nacimiento y muerte, explica el experto Jesús Portavella.
- ¿Cuáles son los criterios de aprobación? Son varios, pero ante todo pesa la relevancia y la vinculación del personaje, lugar o acontecimiento histórico con Barcelona o el barrio en el que se bautizará el vial. Es el caso de espacios próximos al Hospital Clínico, que recibirán los nombres de las tres primeras estudiantes de Medicina de la ciudad. Para los personajes, además, deben haber transcurrido cinco años desde su muerte antes de tener una placa en la calle. De ahí que Kubala, fallecido en 2002, esté en la reserva. La única excepción a esta norma es que el personaje haya recibido, en vida, la Medalla de Oro de la Ciudad.
- Criterios especiales. A veces, los criterios responden a discriminaciones positivas con algunos colectivos. Por ejemplo, la ponencia ha decidido dar nombre de mujeres con trayectorias relevantes a todos los interiores de manzana; u otro compromiso: el de bautizar calles y plazas con nombres de escritores con motivo del Año del Libro y la Lectura. A este paquete pertenece Shakespeare, al que está previsto que se sumen los argentinos Julio Cortázar y Jorge Luis Borges, entre otros.
- ¿Cuántas calles se bautizan cada año? Depende de la evolución de la ciudad y su trama urbana. Uno de los años más productivos para la ponencia fue 1992, cuando de una tacada se denominaron todas las calles y plazas de la Villa Olímpica. Muchas de ellas, por cierto, llevan el nombre de ciudades que en su día acogieron los Juegos Olímpicos, como Moscou, Los Àngeles, Seúl o Munic. Mucho más difícil, por no decir imposible, es bautizar calles en la cerrada trama del Eixample, a excepción de los interiores de manzana que se van recuperando.
- Familiares descontentos.
Tanto el experto Portavella como la secretaria de la ponencia, Pilar Serrano, cuentan que algunas veces los familiares del personaje al que se ha dedicado una calle se han mostrado descontentos con el espacio. Por lógica diplomacia, los expertos se reservan: explican el pecado pero no el pecador. Anécdotas aparte, o precisamente por ellas, hay tótemes como Shakespeare a la espera de lugares que se ajusten a su relevancia. "No podemos ubicar a alguien importante en un rincón", resume Portavella.
- El último paso
Una vez aprobadas por la ponencia, las denominaciones se comunican al alcalde y se publican en la Gaseta Municipal, la publicación oficial del Ayuntamiento. Pero queda un último paso: comunicar la existencia de nuevos viales a los servicios de seguridad y emergencias (como la Guardia Urbana, los Bomberos o el 061), y a otros organismos oficiales como Correos o el Registro.
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