Mueren tres hermanos de entre 2 y 5 años en un incendio en su piso
La madre pudo salvar a otro hijo al refugiarse en el balcón de la vivienda en L'Hospitalet
Tres hermanos, Salvador, de 2 años, Diego, de 3, y Gabriel, de 5, perdieron la vida ayer en un trágico incendio en su piso de L'Hospitalet de Llobregat, localidad pegada a Barcelona. La madre pudo salvar a la hija más pequeña, de un año. Ambas, que resultaron heridas leves, fueron rescatadas por los bomberos del balcón de la vivienda. Las causas del incendio aún no están claras, aunque todo parece indicar que los niños jugaban con un encendedor.
El fuego se inició a las 13.28 en el comedor del segundo piso del número 16 de la calle Tel.luri, en el barrio de Santfeliu. En un cuarto de hora, los bomberos apagaron el fuego, pero sus efectos fueron devastadores. Las ventanas abiertas y la corriente de aire fueron responsables de que las llamas se propagaran a gran velocidad por la vivienda, de pequeñas dimensiones, como explicó el coordinador de Emergencias de la Generalitat, Santi Parés.
Al llegar los bomberos encontraron a los niños refugiados en una habitación. Dos de ellos habían perdido el conocimiento. Con quemaduras entre el 50% y 80% del cuerpo, habían respirado mucho humo. Tras intentar reanimarlos, fueron trasladados al hospital del Vall d'Hebron, en Barcelona, donde fallecieron.
Desesperada, la madre, había cogido a su hija más pequeña, de un año, y salió al balcón. Los bomberos mantienen que madre e hija fueron evacuadas por una escalera de uno de sus vehículos. Mientras, algunos vecinos señalan que desde allí pudieron saltar con ayuda al balcón del piso de al lado.
"Oí a la madre gritar que se quemaban las cortinas", explicó una vecina del número 10, que volvía de hacer unas compras y presenció el incendio desde la calle. Momentos antes, la vecina que vio iniciarse el fuego se dirigió a toda prisa junto con otras personas al bar que hay dos portales más allá en la misma calle y llamó a los bomberos. El propietario del local, Francisco Teodoro Coronado, les dejó el extintor del local. "Mi cuñado y dos más lo cogieron" y subieron al piso, relató la mujer. Intentaron romper la puerta a golpes. Lo consiguieron, pero una densa columna de humo muy negro y el peligro evidente de asfixiarse les impidió entrar. Todo el piso estaba afectado por el incendio: una parte, por las llamas, y el resto, por el humo y las altas temperaturas. "Oímos gritar a los niños, pero de golpe se callaron", explicó otro vecino.
En el exterior, la madre, fuera de sí, pedía socorro y golpeaba la puerta de la portería. El padre apareció justo cuando estaban rescatando a los tres niños.
La madre y la hija fueron evacuadas al Hospital Sant Joan de Déu. Tras ser atendidas de heridas leves y de una ligera intoxicación por humo, fueron dadas de alta. La madre se dirigió entonces al hospital donde se encontraban sus tres hijos.
La familia, de etnia gitana, hacía un año y medio que vivía en el barrio. Con pocos recursos económicos, recibía atención de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de L'Hospitaletl. Los vecinos explicaron que el padre, de nombre Salvador, es chatarrero. "Son muy buena gente", comentó el propietario del bar, que añadió: "Los niños entraban y salían, siempre estaban jugando por aquí".
Las personas que presenciaron el trágico suceso se mostraban consternadas. "Tengo los nervios a flor de piel, eran unos niños muy vivos", se lamentaba Raquel Ochoa. "Todo ha sido muy rápido, pero en el momento que ha sucedido se ha hecho eterno", dijo José Antonio, un trabajador del almacén que hay justo debajo del piso, que vio cómo los padres "estaban histéricos" cuando los bomberos sacaron a sus hijos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.