Turistas
Qué bien refleje mis pensamientos Felipe Benítez Reyes en su columna (El PAÍS, el 24 de junio). Los que vivimos en los "paraísos de turismo" debemos recibir alguna recompensa para nuestro durísimo papel de figurantes. Hace bastante años senté la cabeza en un típico pueblo andaluz, un pueblo de agricultores, tranquilo, agradable, un poco alejado del mundo. Hoy en día no vivo en aquel pueblo. No es que he cambiado de dirección. Vivo en la misma casa y en la misma calle. Pero ahora me siento como un residente en Disney World Andalucía. Muchas veces es difícil salir de mi casa y andar por la calle por el número de visitantes de todas las nacionalidades que atestan el barrio antiguo. Si espero para que ellos saquen las fotos obligatorias, tardaría una hora en bajar a las tiendas. Después de invertir años intentando mejorar mi castellano, entiendo que era un error. Porque no sirve. Ahora, estoy pensando en enrolarme en cursos de francés, alemán, ruso, polaco o lo que sea para comunicar con esos invasores.
Ellos vienen en busca de "the real Spain" (la España auténtica). Parece que los pobres no se han enterado de que la mayoría de las casas en mi barrio tan andaluz y centenares de los cortijos en los alrededores ya están en manos de franceses, alemanes, ingleses... Pero quizás ellos sepan más que yo. Puede que, de hecho, sea la España auténtica una torre de Babel donde mandan el polvo y el ruido de la construcción frenética.
Sí, Felipe, seguramente, los que viven en este parque temático que se llaman las Costas y consiguen poner buena cara ante la invasión turística durante 12 meses del año merecen un premio -o una mención honorífica- en los Oscar.
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