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El peor puente se salda con menos víctimas e inesperada fluidez

Los conductores regresaron de forma escalonada y sin atascos

El peor puente del año, el más temido por las autoridades de tráfico, se saldó con una circulación mucho más que fluida y una cifra de víctimas mortales inusualmente baja. El pasado año. sólo en la noche de la verbena de Sant Joan murieron nueve personas en accidentes de tráfico. En esta ocasión, en la que la verbena se inició el jueves, precediendo a un fin de semana de tres días, el número de fallecidos era casi la mitad: cinco personas fallecidas entre las 15.00 horas del jueves y las 22.00 horas de ayer.

El miércoles pasado, el Servicio Catalán de Tráfico anunciaba el dispositivo preparado para afrontar el que se preveía que sería el peor fin de semana del año. Un fin de semana que empezaba en jueves con la verbena de Sant Joan y se prolongaba hasta ayer domingo. El Departamento de Interior movilizó 1.600 agentes para paliar unos atascos que se anunciaban inevitables por partida doble: el jueves y el domingo. En la práctica, sin embargo, todo ha sido mucho más fluido de lo previsto. Hubo atascos el jueves, pero no se llegó al colapso anunciado. Y ayer las cosas fueron sorprendentes: las carreteras y autopistas tenían menor afluencia que en horas valle de un día cualquiera.

La entrada a Barcelona por la Diagonal, habitualmente llena en cualquier tarde de domingo, aparecía ayer con claros pronunciados, tantos que alguna persona se atrevió a algo apenas imaginable en un día normal: cruzar la avenida por una zona no señalizada. Tal era la escasez de tráfico de entrada que había más coches de salida.

Y lo mismo pasaba en los puntos donde habitualmente los conductores se desesperan e irritan: los peajes. Ni una cola. La mayor intensidad de tráfico se produjo a primera hora de la tarde en la AP-7 entre Sant Celoni y Hostalric. Y todo eso sin que los conductores tuvieran que utilizar los carriles añadidos en una operación retorno que no se pareció en nada a lo previsto.

Lo mismo ocurrió con los accidentes mortales: una caída en picado. El año pasado, sólo en la verbena se produjeron nueve muertes. Este año, desde el inicio de la operación salida, el jueves a las 15.00 horas, hasta ayer a las 22.00 horas, cuando las vías de acceso seguían casi vacías, el número de fallecidos en las carreteras catalanas había caído a cinco, dos de ellos ayer. Y eso que el fin de semana se anunciaba con negros presagios.

En la presentación de la operación salida, la consejera de Interior, Montserrat Tura, explicaba que la mañana del miércoles había sido aciaga. En menos de media hora se habían registrado dos accidentes con resultado de muerte. Tura, que presentaba una campaña publicitaria destinada a provocar la reflexión sobre los riesgos del tráfico, pedía prudencia. Ayer al menos, la inmensa mayoría de los conductores le hicieron caso, sin que se pueda de momento atribuir esa prudencia sólo a las recomendaciones de la consejera. También habrá contribuido la instalación por los Mossos de 214 controles de alcoholemia y 91 radares móviles para evitar la velocidad excesiva, principal causa de muerte en las carreteras catalanas.

Los cinco fallecidos confirman una tendencia a la baja en los accidentes mortales que se mantiene desde el año 2002, cuando se registraron 13 fallecidos sólo en la verbena de Sant Joan; en el año 2003 se produjo ya un ligero descenso, con 10 muertes; el pasado año, 2004, fueron nueve los muertos en las carreteras. Este año, hasta ayer, han sido cinco, sólo uno de ellos en la víspera de Sant Joan.

Los dos fallecidos de ayer se produjeron en otros tantos accidentes registrados en Alcanar (Montsià) y Caldes de Malavella (Selva). En el primer caso, el vehículo en el que viajaba el fallecido con otras cuatro personas se estrelló contra un muro. En el segundo caso se produjo un choque frontal.

La autopista de entrada a Barcelona, a la altura de Sant Joan Despí, ayer sobre las siete de la tarde.
La autopista de entrada a Barcelona, a la altura de Sant Joan Despí, ayer sobre las siete de la tarde.JORDI ROVIRALTA

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