_
_
_
_
Reportaje:

Seducir desde el decorado

Andalucía sufre una crisis como plató de publicidad para el rodaje de anuncios internacionales

Javier Martín-Arroyo

"Un productor llegó a pedirme que le quemara un bosque para que ardiera al paso de un coche. Y de hecho lo logró, pero en un país del Este, claro". A Mario Padilla le han pedido las cosas más extravagantes para rodar anuncios. Al margen de disparates, Andalucía es un plató publicitario que no arma tanto ruido mediático como los rodajes de grandes películas, pero que mantiene una actividad constante gracias a las productoras nacionales y extranjeras, aunque ahora atraviese horas bajas. "Tienes desierto, Sierra Nevada, casas de lujo, playas, ciudades y marinas a menos de dos horas en coche. Una variedad impresionante y con un clima impagable", apunta.

Todo comenzó en 1969 cuando el famoso director de publicidad estadounidense Eddie Vorkapich se convirtió en un pionero. Mientras se disputaba rodar los mejores anuncios europeos con Ridley Scott, decidió abrir una productora en Mijas. A partir de ahí nació una industria que hoy explota las ventajas de la región: el número de horas de luz y el paisaje. Compañías extranjeras requieren los servicios de pequeñas productoras, denominadas services, para disponer de dotaciones imprescindibles: localizaciones exteriores espectaculares, interiores minimalistas, coches, atrezzo, actores, personal técnico...

La competencia es dura y la industria no se encuentra en su mejor momento. "Argentina porque se fue al carajo y Sudáfrica porque aún está renaciendo. Ambas ofrecen precios más baratos", asegura Padilla, que ha rodado vídeos musicales para grupos como The Chemical Brothers. La fuerza del euro frente al dólar es otra razón fundamental para este declive, además de la fuerte crisis sufrida por Alemania, cuyo potente sector publicitario acudía en masa a rodar.

A pesar de que la industria es excesivamente dependiente de los altibajos de la economía, la infraestructura está consolidada. La Costa del Sol cuenta con tres casas de iluminación para surtir de focos, y otras tres casas que facilitan cámaras, grúas y cabezas calientes para rodajes en los que a veces se involucran hasta 70 personas.

Para facilitar la labor de todas estas productoras está la Andalucía Film Commission, que el año pasado registró un total de 190 rodajes publicitarios en la región. "Buscamos acuerdos con las consejerías de Cultura y Medio Ambiente para que los rodajes tengan un procedimiento más ágil", explica su director, Carlos Rosado. "La comisión alega que no tiene fondos para ir a festivales a promocionar la zona. Además tenemos que luchar con las productoras piratas y hacemos lo que podemos, porque al final sólo cuenta el dinero ofertado", se queja Sara Nichols, de la Unión de Empresas de Publicidad (UEPA).

Nadie sabe bien el dinero que estas services manejan, y cada día nacen pequeñas productoras y multitud de profesionales optan por trabajar por libre a través de una página web y una agenda repleta de buenos contactos. "Los sueldos apenas han subido en diez años, pero siempre hay gente nueva que cree poder hacerlo por su cuenta", dice Peter Welter, de la productora Cine Paraíso. "Para rematar la crisis, Barcelona se ha puesto de moda entre los productores extranjeros", añade.

Si la industria nació en la Costa del Sol, la zona aún mantiene su atractivo y acapara aproximadamente la mitad de todo lo que se rueda en Andalucía. Almería ha ganado terreno en los últimos tiempos gracias a las localizaciones en el desierto. ¿La razón? Los países árabes, con magníficas dunas y oasis, no se consideran en los últimos años zonas especialmente seguras para rodar ante la amenaza integrista.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_