Un periodista malagueño alerta sobre el machismo en las canciones
No hace falta doctorarse en criminología para intuir que en títulos como Yo lo mato o La mataré late algo más que la indolencia propia de las tonadas veraniegas o, al menos, eso es lo que el periodista Antonio Díaz denuncia en su repertorio de anécdotas sobre pasajes denodadamente machistas de la música en castellano.
Desde las telúricas guajiras al casticismo de la copla, las composiciones musicales no han sabido sustraerse a actitudes sexistas, explicó ayer Díaz, que en su lucha contra la violencia doméstica ha localizado letras tan virulentas como "los celos me estaban cegando/no sé como pude contenerme/y no la maté", extraída del tango Tomo y obligo, escrito por Manuel Romero e interpretado por Carlos Gardel.
En la sala de conferencias de Marbella (Málaga) Díaz mostró al público su inventario de fragmentos para subrayar la doble moral de nuestros días y dejar al desnudo el aparente tono seráfico de la cultura de masas. Para ello, citó piezas de todas las latitudes en las que aparecen señalados autores clásicos de diferentes sensibilidades como el cubano Daniel Santos, considerado "el Frank Sinatra del Caribe", quien recibió el apelativo popular de boss mucho antes de que Bruce Springteen comenzara a reinar en el rock. O el salsero Ismael Rivera, que en su éxito Si te cojo entonaba aquello de "Si te cojo te empiezo a dar piñadas/no mires a otro/no te lo voy a consentir", una estrofa que bajo la tibieza de caderas y trompetas incluía un coro que repetía alegremente "si te cojo/te doy, te doy".
Con permiso del tango de Gardel, que recomendaba con absoluta liviandad cosas como no hablar de las mujeres "porque dan muy mal pago", la tradición española también detenta un acusado porcentaje de mensajes violentos dirigidos a las mujeres. Coplas como La bien pagá u Ojos verdes, "en la que la mujer aparece apoyada en el quicio de la mancebía esperando la mejor oferta", dijo Díaz. Para pocas charangas debía de estar Cecilia cuando cantaba un Ramito de violetas quien en plena dictadura "insinuaba con cautela, para no despertar las suspicacias de la censura, un caso de malos tratos", conjeturó el periodista.
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