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El Centre Artesà Tradicionàrius cierra hasta el otoño de 2006 para reformar su sede de Gràcia

Las sala barcelonesa de música tradicional se despide el 28 de junio con una fiesta de 12 horas

El Centre Artesà Tradicionàrius (CAT), dedicado a la difusión de la música popular y tradicional, cumplirá en otoño de 2006 su 20º aniversario estrenando la reforma de su sede del barrio barcelonés de Gràcia. Una rehabilitación que permitirá la modernización de la vetusta sala y su completo aislamiento acústico para evitar la propagación de la música fuera del local, que ha generado protestas de los vecinos. Las obras, que durarán 14 meses y costarán 2,1 millones de euros, se iniciarán el próximo julio y, como despedida temporal de su sede, el CAT ha organizado para el 28 de junio una fiesta de 12 horas.

"Tras la manifestación del pasado martes en Barcelona para protestar por la situación en la que se encuentra la música en vivo, la reforma de nuestra sede nos hace muy felices, porque no significa un cierre, sino un hasta pronto para mejorar", dijo ayer Jordi Fàbregas, miembro del equipo directivo del CAT junto con Joaquim Soler, Isidre Peláez y Esteve León. Fàbregas explicó que aunque la sede del Tradicionàrius cierra por obras, el festival no dejará de celebrarse. Los conciertos previstos para 2006 se ofrecerán en diversas salas de barrio de Gràcia y los talleres de música y danza se seguirán impartiendo en los Lluïsos de Gràcia y en la escuela Reina Violant, respectivamente.

El proyecto de reforma del CAT, realizado por el arquitecto Víctor Argentí, incluye la total reforma y modernización del centro, cuyo estado actual de deterioro suponía un lastre para la actividad que allí se desarrolla. Se ha previsto un completo aislamiento acústico de la sala de conciertos y el bar para evitar la contaminación sonora que había provocado las protestas de los vecinos del edificio. Se suprimirán las barreras arquitectónicas y se reformará por completo la sala de conciertos, que tendrá 288 butacas distribuidas en un anfiteatro y una grada retráctil cuyo repliegue permitirá dejar libre la platea para convertirla en pista de baile.

El proyecto arquitectónico se completa con la reordenación urbanística de la zona. La entrada principal del CAT ya no estará en la Travessia de Sant Antoni, sino en la colindante plaza de Anna Frank, que cobrará mayor importancia de la que actualmente tiene. Desde allí, un vestíbulo dará acceso a todos los espacios del centro, los que ya existen y otros que se ganarán con una planta sótano bajo la sala de conciertos, donde se ubicarán aulas de música, un estudio de grabación, los camerinos, una tienda fonoteca dedicada a la música folclórica, los servicios generales y el almacén. Las obras tienen un coste total de 2,1 millones de euros, de los que el Ayuntamiento de Barcelona pagará 1.850.000 y la Generalitat los 250.000 restantes.

Para despedirse de su sede hasta el otoño de 2006, el CAT ha organizado para el 28 de junio una fiesta de 12 horas por la que desfilarán los artistas que han estado presentes en la programación del centro a lo largo de su historia.

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