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El Senado de EE UU frena al candidato a embajador en la ONU

El bloqueo al nombramiento de John Bolton supone un nuevo revés para Bush

El nuevo bloqueo demócrata en el Senado, que impidió el lunes que la Cámara votara el nombramiento de John Bolton como embajador de EE UU ante Naciones Unidas, es otro revés para George W. Bush y la mayoría republicana en el Congreso. Ahora el presidente tiene que tomar una decisión difícil: puede envainarse el nombramiento y proponer a otro candidato, ceder a las exigencias demócratas o pasar del Senado y nombrar por las bravas a Bolton.

Las tres posibilidades son caminos de espinas. Si Bush nombra a otro candidato deja al descubierto su debilidad en un momento delicado, cuando los sondeos sobre su gestión alcanzan mínimos notables, en torno al 40% de respaldo (sólo superados por la censura pública hacia el Congreso). Los demócratas, que ya han olido sangre, cantarían victoria si Bush propone a otro candidato y saldrían de este pulso reforzados para nuevas batallas, como la del inminente nombramiento de un nuevo presidente del Tribunal Supremo. Algo similar, aunque menos dramático, ocurriría si la Casa Blanca cede a la petición demócrata de tener acceso a documentos que reflejarían las presiones de Bolton sobre expertos de inteligencia y su posición, que nunca llegó a hacer pública, sobre los arsenales de Siria. Para los republicanos, entregar los papeles sentaría un mal precedente; para los demócratas, la información solicitada demostraría que Bolton es un agresivo experto en tejemanejes y en forzar la voluntad de sus subordinados.

Bush tiene una tercera posibilidad: acogiéndose a sus prerrogativas presidenciales, puede aprovechar una pausa de vacaciones del Congreso -la del fin de semana del 4 de julio, fiesta nacional, o la de las vacaciones de agosto- y nombrar directamente a Bolton. En ese caso, su puesto en la ONU tendría una fecha de caducidad: enero de 2007, cuando tome posesión el nuevo Congreso salido de las elecciones de noviembre de 2006. Pero el plazo es el menor de los problemas: lo grave es esquivar al Senado en un puesto de tanta visibilidad como el de embajador en Naciones Unidas.

Hasta ahora, nadie da su brazo a torcer en esta batalla política, una muestra más de la polarización que domina Washington. Andrew Card, jefe de gabinete de la Casa Blanca, ofreció el lunes, antes de la votación en la que se puso de manifiesto que era imposible romper el filibusterismo, compartir información del documento de Bolton sobre Siria, pero no facilitar los nombres de analistas supuestamente presionados. No fue suficiente para los demócratas.

Bush no descubrió sus cartas, pero dijo el lunes: "Ya es hora de que el Senado dé a Bolton la oportunidad de un voto a favor o en contra". La Casa Blanca reiteró ayer que la Cámara debe tomar una decisión: "Los demócratas están interesados únicamente en bloquear el nombramiento", dijo el portavoz, Scott McClellan, que no dio pistas: "Seguimos pidiendo al Senado que someta a votación la candidatura".

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