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Reportaje:

El primer inversor se vuelve pesimista

Las empresas de EE UU afincadas en España valoran el entorno, pero sus expectativas empeoran respecto a 2004

Patricia Fernández de Lis

El pesimismo crece entre las empresas estadounidenses afincadas en España. La visión general de estas compañías respecto a su negocio y la estabilidad de la economía española son buenas, pero, aun así, sus expectativas de generar ventas y crear empleo son peores que las que tenían hace un año, y el 51% de ellas no ha realizado nuevas inversiones. Son algunas de las conclusiones de un estudio de Esade para la Cámara de Comercio Americana en España que, en todo caso, desvela que el 73% de las empresas consultadas facturó más en 2004 que el año anterior. Las compañías americanas valoran la calidad de vida de España, pero critican la burocracia y las relaciones sindicales y laborales.

Ha decrecido el número de encuestados que se declara totalmente satisfecho con la situación de la empresa o la economía española
Lo que más valoran es la calidad de vida. Lo que más les disgusta es la burocratización y las relaciones sindicales y laborales

EE UU es el primer inversor extranjero en España. Hay 532 empresas estadounidenses en este país, que facturan 56.900 millones de euros y emplean a 333.000 personas. Según datos de la Cámara de Comercio Americana [estadounidense], exportan el 9% de sus ventas, y suponen el 10% de la inversión total de I+D privada en España.

Ésta es la segunda vez que la Cámara de Comercio Americana en España encarga este estudio, que ha sido realizado por los catedráticos de Esade Joan Manuel Batista i Foguet y Pere Puig i Bastard. El objetivo es "observar la evolución del grado de confianza que tiene el primer inversor en la economía española, y saber qué es lo que considera importante", explica Jaime Malet, presidente de la Cámara.

La información del Barómetro de los negocios norteamericanos [por estadounidenses] en España 2005 se ha obtenido a través de encuestas a empresas. La encuesta se dirigió a 503 compañías, de las que han respondido 71. La tasa de respuesta ha sido del 14%, aunque en el caso de las compañías con más de 500 empleados, ha sido algo superior (21,5%). Las entidades que respondieron emplean a un total de 49.680 personas y, la mayor parte de ellas (39%), llevan entre 25 y 50 años instaladas en España.

En términos generales, son mayoría las compañías que valoran positivamente su estancia en España. Tres cuartas partes de las encuestadas se encuentran "bien" en el país, y lo mismo piensan desde las oficinas centrales. Sus perspectivas -tanto de la empresa como del sector y de la economía- son también buenas.

Sin embargo, hay datos que indican "un cierto cambio de tendencia o una desaceleración puntual", dicen los autores. Ha decrecido el número de encuestados que se declaran totalmente satisfechos respecto a los datos de 2004, tanto en relación con la situación de la empresa (del 24% al 15%), como en las perspectivas (del 25% al 4%), el sector (del 4% al 0%) y la economía española (11% al 1%).

"Hemos vivido un cambio político, y eso desequilibra, en cierto modo, a los gestores. Pero estoy convencido de que se trata de algo puntual. Si la economía española sigue creciendo y no aumenta la inflación, los resultados de la próxima encuesta estarán más cerca a los de la primera que a los de ésta", explica Malet.

En esta encuesta, las compañías son también pesimistas en cuanto a su capacidad de generar nuevo empleo, o de mantener los niveles actuales. Y este dato ha empeorado respecto al de 2004. Entonces, el 14% de las empresas confesaba que tendría que enfrentarse a una reducción de plantilla. Este año, la cifra se eleva al 24%. Además, el 60% de los encuestados se muestra "pesimista" en cuanto a las perspectivas de crear empleo a medio plazo.

Todo ello afecta a los planes de inversión. El 51% de las empresas no realizó ningún proyecto de inversión el año pasado. Un 29% cree que las perspectivas para 2005 no son ni buenas ni malas, mientras que el 29% cree que son desfavorables.

Las mediocres perspectivas chocan, en todo caso, con la realidad de lo que ha sido el ejercicio 2004. El 73% de las empresas superaron las ventas alcanzadas durante 2003. Para este ejercicio, sin embargo, las expectativas bajan: aún son mayoría las compañías que esperan superar sus resultados, pero el número es menor (68%).

Esta encuesta pregunta a los gestores, también, sobre el entorno económico, laboral y social al que deben enfrentarse en España. Lo que más valoran los encuestados es la calidad de vida de los extranjeros en España. Lo que más les disgusta es la burocratización de las administraciones, las relaciones sindicales y laborales y las leyes laborales y su aplicación. España, en todo caso, supera el aprobado: la nota media del entorno es de un 4,31 sobre 7.

El estudio pregunta también sobre el grado de adecuación de los trabajadores a las necesidades de las empresas. Lo más valorado es la capacidad de aprendizaje de los trabajadores, su relación con los clientes y su capacidad para resolver problemas y trabajar en equipo. Entre los aspectos negativos, la principal lacra es la falta de conocimiento de otros idiomas, la escasa aceptación de la flexibilidad y movilidad laboral, y la atención al control de costes de las empresas.

"La falta de conocimiento del idioma inglés es un lastre para este país, y el coste del despido, en un país con un alto grado de desempleo y precariedad laboral, no tiene sentido. El sistema", resume Malet, "no adecúa sus recursos de mano de obra a donde se necesitan, y no la prepara".

En este aspecto, los autores han apreciado también "cierta caída del grado de satisfacción respecto de las características del entorno económico, institucional y de regulación pública" en el que operan estas entidades. El grado de satisfacción se ha reducido, especialmente, en las relaciones con las administraciones. El informe no aclara si ese empeoramiento tiene que ver con el cambio de Gobierno, y las malas relaciones que, entonces, se establecieron entre las Administraciones de Bush y Zapatero.

Rebajas de impuestos para fomentar la competitividad

El momento es durísimo. La falta de competitividad de la economía española, el creciente fenómeno de la deslocalización -que Malet califica como recolocación-, la escasez de conocimientos tecnológicos e idiomáticos y la caída de la inversión extranjera (un 47% en 2004) han disparado las alarmas de la Administración, que se pregunta ahora cómo atraer más capital foráneo a España.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunió el pasado abril con 300 empresarios y directivos convocados por la Cámara de Comercio Americana y el American Business Council. En esa reunión, el presidente se comprometió a rebajar el impuesto de sociedades, que actualmente grava los beneficios de las empresas con un tipo del 35%, uno de los más altos del entorno y que no se reforma desde hace 50 años. Y es que otros países europeos, con Irlanda a la cabeza, han hecho de la ventaja fiscal el principal motor del crecimiento. El Gobierno prepara ya esa rebaja.

"Esa reunión", recuerda Malet, "demostró la seriedad del Gobierno a la hora de mejorar el clima económico y empresarial, y su predisposición a arreglar la situación política con Estados Unidos".

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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