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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Mariposas en Collserola

Fue el científico Edward Lorenz, meteorólogo del Massachussetts Institute of Technology, quien formuló en 1960 la teoría del efecto mariposa. Señaló Lorenz que un meteorólogo que hubiera hecho una predicción del comportamiento de la atmósfera, mediante cálculos precisos a partir de datos exactos, podría desembocar en un error total de no haber tenido en cuenta algo tan simple como el aleteo de una mariposa al otro lado del planeta. De ahí surgió el nombre de efecto mariposa, que se usa en ciencia para explicar la amplificación de errores que puede aparecer en un sistema complejo, y en la vida cotidiana para justificar las cosas más variadas o para entretener las sobremesas de verano. Sea como fuere, hay que reconocer que las mariposas tuvieron en Lorenz un gran valedor, ya que gracias a él pasaron de ser oscuro objeto del deseo de entomólogos y poetas a convertirse en foco de atención de la compleja teoría del caos.

En la sierra de Collserola se pueden encontrar cerca de 500 especies de mariposas, pero ninguna es exclusiva de este parque

Más allá de las teorías de Lorenz, sin embargo, es evidente que las mariposas son unos bellos animales que sirven, entre otras muchas cosas, para darle color y vida a nuestro maltrecho planeta y para detectar la salud del bosque. Esto lo sabe bien Cristòfol Jordà, un entomólogo aficionado que lleva años cazando mariposas por la sierra de Collserola y, por desgracia, observando cómo van disminuyendo. "Los incendios, las fumigaciones indiscriminadas, la contaminación, el cambio climático y la excesiva urbanización han hecho que cada año haya menos mariposas en la sierra", comenta ladeando la cabeza en su casa de Les Planes. "Es una pena".

Hijo de un mozo de la estación de Les Planes, Jordà ha vivido siempre en el corazón de la sierra de Collserola y conserva en los numerosos documentos que se apilan en su casa y en los cajones de su privilegiada memoria la historia viva de estos lugares. Es tanto su conocimiento, que se diría que conoce al detalle cada casa, cada camino, cada árbol e incluso cada mariposa, y a sus 77 años conserva, además, una admirable capacidad de apasionarse por lo que le rodea. "Siempre he sido un defensor de la ecología y del medio ambiente", señala, "y he cazado mariposas toda la vida. Me aficioné a ellas de niño, en los años cuarenta, cuando el ingeniero suizo Otto Weissweiler y el entomólogo alemán Werner Marten venían por aquí a cazarlas. Collserola tiene una situación geográfica privilegiada, ya que confluyen en ella animales y plantas propios de ecosistemas húmedos centroeuropeos y de ambientes mediterráneos secos. Por eso venían por aquí; eran gente muy preparada. Werner Marten encontró en Cataluña el lepidóptero nocturno más bello de Europa, la Graellsia isabellaes, y en los años cuarenta Weissweiler le explicó al hijo del jefe de la estación de Les Planes algunas cosas sobre mariposas y le enseñó a cazarlas y conservarlas. A mí, que entones era un niño, me intrigó aquello y también me aficioné a las mariposas. Werner Marten me enseñó muchas cosas sobre ellas".

Aunque ahora, debido a los achaques de la edad, ya ha limitado sus expediciones, Jordà recuerda que durante una época iba por el bosque con un grupo electrógeno con foco portátil para poder cazar mariposas nocturnas. "Una noche me paró la Guardia Civil", cuenta con una sonrisa, "y pensaron que yo era algo así como un espía equipado con una emisora. El que entonces era director del Museo de Zoología, Francisco Español, me tuvo que hacer un certificado de que yo era un entomólogo aficionado. Eran otros tiempos y era mejor evitar problemas. Ahora, sin embargo, quedan muy pocos cazadores de mariposas por Collserola".

Comenta Jordà que no hay ninguna mariposa exclusiva de la sierra de Collserola, pero añade que las hay muy variadas; algunas de carácter africano, como la Charaxes jassius, y otras eurosiberianas, como la Nimphalis antiopa y la Actia villica. El hecho de que en la sierra haya encinares, pinares, prados secos, torrenteras, zonas umbrías, zarzales, etcétera, es el causante de esta diversidad. "Antes había unas 600 especies, de las 1.500 que hay en Cataluña, y ahora deben de quedar unas 500", aventura. "Aquí se encuentra tanto la especie más grande de Europa, la Saturnia pyri (de unos 20 centímetros), como algunas de las más pequeñas, de poco más de dos milímetros", apunta. "Gracias a los trabajos de Werner Marten, sabemos que algunas mariposas, como la Neoharpya bervesi o la Zerinthia rumina, se han extinguido en Collserola. Y es una pena, porque las mariposas muestran la salud del bosque".

En 1991, el Parc de Collserola organizó una exposición titulada Entendre les papallones, basada en la colección de Cristòfol Jordà. Allí pudieron verse algunos de los ejemplares más bellos del parque, como la Iphiclides podalirius, o de los más interesantes, como la Acherontia atropos, conocida popularmente como "caballero de la muerte", por el dibujo de una calavera que tiene en la cabeza. "De eso ya hace bastantes años", reflexiona Jordà. "Ahora la colección la tiene mi hijo y he regalado algunos ejemplares a museos de Madrid y de Barcelona. Entre las especies que se dan por desaparecidas están la Thametopoea pityocampa. La Zerynthia rumina se encontraba antes entre Santa Creu d'Olorde y la Rierada, pero ahora no sé si aún está... Yo he llegado a criar en casa algunas zigenas para devolverlas después al bosque, pero esto era antes, cuando mi salud era mejor".

Cuando nos despedimos, una mariposa revolotea por el jardín, como si buscara llamar la atención del entomólogo. Mientras la observo, pienso con cierta inquietud que es posible que su alegre aleteo esté en el origen de alguna futura catástrofe en Australia. Con el efecto mariposa, nunca se sabe.

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