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Reportaje:

Historia y naturaleza desde el aire

Un programa del Real Aeroclub de Jerez y la Diputación de Cádiz permite sobrevolar la provincia al precio de 30 euros por persona

Darse un paseo por las nubes está al alcance de cualquiera en la provincia de Cádiz. Un programa conjunto de la Diputación y el Real Aeroclub de Jerez ofrece la oportunidad de ver y disfrutar a vista de pájaro muchos de los paisajes, campos, parques, ríos, playas y, por supuesto, ciudades que salpican este territorio. Volando Cádiz, nombre que recibe la iniciativa, ha cumplido ya ocho ediciones, y cada año recibe una mejor respuesta por parte, no sólo de los ciudadanos, sino también de muchas empresas, instituciones y medios de comunicación que se ven necesitados de imágenes aéreas de determinados puntos de la provincia.

Todo el que quiera mirar a su alrededor, pero desde otra perspectiva, sólo tiene que dirigirse al Real Aeroclub de Jerez, cuya sede está en el propio aeropuerto de la ciudad, y concertar una fecha. Al precio de 30 euros por persona, con un máximo de tres por avioneta, y si las condiciones meteorológicas no lo impiden, el espectáculo está servido.

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Una nueva perspectiva de la provincia

Existen tres rutas diferentes para volar: las Marismas, la Sierra y la Bahía. Ésta última es la más solicitada y la que ofrece unas vistas de extraordinaria belleza.

Poco antes de las doce del mediodía y tras pasar por el edificio que albergaba la antigua terminal del aeropuerto de Jerez, llegamos a la sede del Real Aeroclub. Allí nos está esperando José Martín, un piloto con 14 años de experiencia, que va a ser nuestro guía por las alturas. Los aparatos utilizados en Volando Cádiz son aviones monomotor como la Cessna 172 que nos espera en la pista y que, minutos antes, ha sido convenientemente recargada de combustible.

La torre de control del aeródromo jerezano da su permiso y el aeroplano despega. Enseguida, se alcanza la altura media de vuelo, unos 1.000 pies (algo más de 300 metros) que, prácticamente, desde el primer minuto dan la posibilidad de disfrutar de magníficas fotografías. La campiña jerezana se extiende hasta el horizonte con una cuadriculada división de parcelas que, en apenas, cinco minutos dejan a la vista el perfil de Sanlúcar de Barrameda. Es entonces cuando aparece bajo nuestros pies la desembocadura del Guadalquivir y el espectáculo sublime del Parque Nacional de Doñana, un espacio protegido que no se puede sobrevolar para no incomodar ni poner en peligro a las especies animales que habitan en este paraíso natural.

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La costa gaditana se desparrama desde Bajo de Guía, pasando por Chipiona -donde destaca el Santuario de Regla- y hasta llegar al complejo turístico de Costa Ballena, una auténtica ciudad vista desde el aire. Hay numerosas grúas y parcelas en construcción, muchas de las cuales albergarán nuevos hoteles en breve. Llegando a las playas de Rota, la torre de control de la Base Naval advierte del permiso necesario para cruzar por el espacio aéreo del recinto militar.

Una vez en tierra se conservarán en la memoria imágenes de tremenda belleza, y también, si ha sido la primera experiencia con Volando Cádiz, un carné con el que recordar este particular bautizo de aire.

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