_
_
_
_
Reportaje:FÚTBOL | La cara y la cruz de la final de Copa

El rival más molesto

El uruguayo Pablo García defraudó en la final al volver a sacar su lado más rudo y acabar expulsado por un patadón sobre Joaquín

Fue el último en salir del Calderón tras la Final de la Copa y también el más triste. A Pablo García le tocó pasar el control antidopaje, lo que evitó que pudiese hacer declaraciones. Además, en la caseta tuvo mucho tiempo par pensar en la derrota, su juego y su expulsión.

El técnico Javier Aguirre le reprochó su salida del campo. Una vez más, al uruguayo le perdieron los nervios y la presión. Durante el encuentro ya había recibido una amarilla, además de la de la expulsión posterior, y se había fajado rudamente contra Assunçao desde el inicio. Pese a su gesto, Aguirre fue clemente: "Yo pienso que Pablo García es el fiel reflejo de lo que es Osasuna. Pablo, como la afición y los jugadores se portó a la altura".

Más información
"Lo bonito, a veces, sucede"

La actitud del uruguayo no es extraña. Pablo García ostenta el récord de amarillas en la Liga, un total de 18, y también la fama de duro y violento, demostrada en el Calderón de nuevo, que sólo maquilla con su entrega.

Ayer, en el recibimiento que más de medio millar de aficionados navarros profesó a su equipo, fue el más aclamado, pese a que ni tan siquiera estaba allí. El charrúa se quedó en Madrid sin que ni el jugador ni el club hiciesen público los motivos. Paco Casal, representante del futbolista y poseedor del 50 por ciento de sus derechos, está actualmente inmerso en una campaña de valorización de su representado.

En Pamplona todo apunta a que el jugador baraja ofertas, aunque el club insiste en no haber recibido ninguna. En teoría, su claúsula es de 13 millones de euros, pero como el contrato expira el próximo curso se podría marchar por unos siete millones, de los que más de la mitad irían a Casal. A la espera de que se cierre su paso a uno de los grandes de la Liga o su continuidad en Osasuna, Pablo García prefiere mantenerse aislado.

De su participación en la final, que fue seguida por numerosos técnicos, queda una sensación agridulce; positiva por la actitud del jugador convaleciente que hizo funcionar a todo un equipo pero también negativa por la vena más sucia que exhibió, con la pérdida de los nervios ante la derrota y en un partido clave durante el que todos los ojos estaban fijos en él. El uruguayo es uno de los mejores cincos del fútbol europeo, pero todavía no pierde la etiqueta de ser, simplemente, un rival molesto.

Pablo García, tras su expulsión.
Pablo García, tras su expulsión.GORKA LEJARCEGI

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_