Un buen espectáculo rockero

Por fin la esperada propuesta de los hermanos Auserón recaló en la capital, tras un reciente accidente de hotel en el que Luis, el bajista, se rompió varias costillas y tuvieron que suspender algunos conciertos. Superado el percance y después de varios conciertos de rodaje, las dos terceras partes de Radio Futura volvieron a unir sus esfuerzos musicales para presentar su personal lista escogida de temas clásicos del rock and roll de los años cincuenta, sesenta y setenta, convenientemente imbricados en la lengua castellana, lo cual es ya todo un reto en sí mismo. La gira Las Malas Lenguas (Clásicos de la Electricidad) había levantado una gran expectación y eso se reflejó en una generosa entrada de público, entre el que se daban cita muchos espectadores incondicionales de la pareja.

El grupo, una compacta banda de buenos músicos con cierta inclinación hacia el rock a medio tiempo de los setenta, arrancó con el blues de Robert Johnson Love in vain y desde el primer compás se vio que la audiencia respondía, mostrando a veces cierta sensación de sorpresa a la hora de reconocer cada canción. También es cierto que se contaba con la desventaja de que, al no saberse los estribillos, se dudaba a la hora de ponerse a corear; y eso que el repertorio es un acierto de elección al 90%, por lo conocido que resulta y, a veces, por lo que encierra o representa.

Sólo la inclusión de Me pones loco, revisión del Wild thing de los Troggs un tanto fuera de punto, e Imagine, de Lennon, por obvio, son pegas que pudieran ponerse a la lista de canciones interpretadas.

Por lo demás, el grupo sacó gran partido a las canciones en un buen espectáculo de rock, y hubo momentos en los que los Auserón alcanzaron cotas expresivas bien altas. Como la visión que aportaban de Ya es domingo, el Sunday morning, de Velvet Underground, o el trasvase Elvis-John Cale-Carlos Santana que supuso su revisión de Heartbreak hotel. Especialmente esforzado fue el trabajo que el grupo hizo con Ballad of a thin man, de Dylan, porque siempre resulta comprometido trasplantar las sabias palabras del genio de Minnesota a otro idioma y quedar bien. Pues bien, los Auseron salieron airosos del reto.

Momentos intensos

Otros momentos intensos se vivieron con la ejecución de Por un hechizo, en realidad la enloquecida I put a spell on you, de Screaming Jay Hawkins, y Corazón de oro, de Neil Young. En cuanto a los temas más dinámicos, siempre ceñidos a esa cierta cuadratura esquemática que ha acompañado a los zaragozanos a lo largo de su carrera musical y que es marca de la casa, Busca y destruye, más civilizada versión del Search & destroy del Iggy Pop de sus años más salvajes, o Hard to handle, de Otis Redding.

Al final, y de propina, los asistentes recibieron tres canciones que fueron acogidas con enorme júbilo: El canto del gallo, Anabel Lee y Escuela de calor. Así concluyó un concierto que recupera la tradición de los rockeros españoles de los sesenta de cantar los éxitos internacionales en castellano, lo que no es una mala propuesta para los tiempos que corren.