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Columna
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Homosexuales

Mientras los obispos cumplen con el gracioso deber que les ha asignado el cielo de lanzar a la calle a sus fieles a manifestarse contra la ley que legaliza el matrimonio homosexual -una ley de la más estricta justicia que honra al Gobierno socialista que la ha elaborado y, además, con esa denominación de matrimonio, que realmente iguala en derechos y deberes a las parejas heterosexuales y homosexuales- la Asociación Cultural VISIBLE monta en Madrid, entre el 6 de junio y el 25 de julio, un Festival Internacional de Cultura LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) abierto a todo el mundo- y, en consecuencia, también a obispos, arzobispos y cardenales si desean asistir- con vistas a dar visibilidad social a este colectivo. Los homosexuales, durante tantos siglos, para poder sobrevivir, tuvieron que, literalmente, encerrarse en el armario. En los alegres días de la Edad Media se promulgaban cuerpos legales como el Fuero Juzgo y el Fuero Real que imponían la castración e, incluso, la pena de muerte de los homosexuales. En los días también jacarandosos del régimen franquista, la homosexualidad fue crudamente perseguida.

Aunque un sector conservador numéricamente muy importante -y que es todavía mayor porque, por desgracia, no pocos votantes de partidos de izquierda, en la cuestión de la homosexualidad, adolecen de los mismos prejuicios antihomosexuales que los mismísimos hijos de los últimos 200 papas y sin olvidar también que en la derecha hay algún sector que defiende la actual ley del matrimonio homosexual- se empeñe, absurdamente, en creer que la homosexualidad es una tendencia amorosa y sexual practicada por cuatro degenerados, las estadísticas desmienten esta errónea opinión. La homosexualidad, a lo largo y ancho del planeta, está incluso mucho más difundida que el fútbol.

Ya la sabia doctora Elena Ochoa, pionera en educación sexual de los españoles con aquel memorable programa Hablemos de sexo emitido por TVE, dice en su libro 200 preguntas sobre sexo que la mayoría de las personas, si no todas, han sentido en algún momento de su vida algún tipo de atracción o interés erótico por alguna persona del mismo sexo. El célebre Informe Kinsey dio el dato, hace 50 años, de que dos tercios de los varones encuestados reconocieron que habían tenido algún tipo de relación homosexual. Y los informes de los discípulos de Kinsey -como en España el de C. Malo de Molina, autor de La conducta sexual de los españoles, libro publicado en 1988- aportan cifras en esta misma línea.

Los Ayuntamientos de Madrid, Coslada y Rivas-Vaciamadrid, la Facultad de Bellas Artes, la Universidad Complutense, la Casa de América, el teatro Español y el Círculo de Bellas Artes apoyan este festival, que persigue el entendimiento de las personas por encima de las diferencias de orientación sexual, nacionalidad, religión o ideología. En artes plásticas, Pablo Peinado -padre, madre e hijo de este macrofestival- es el comisario de la exposición "Cosas de casad@s LGTB", en la que 50 artistas -entre ellos, Gallego & Rey, Carmen van den Eynde, Moncho Borrajo, Julio Cebrián, Nazario...- plasman en sus obras su visión de la legalización de los matrimonios homosexuales. La exposición se inaugura en el Círculo de Bellas Artes el jueves 16 de junio, a las 20.30, y recorrerá varias ciudades españolas. La galería Pelayo (Pelayo, 47), Espacio Guides (Palafox, 21), la galería Masha Prieto, tiendas, bares, discotecas y cafés del barrio de Chueca y de otros barrios cercanos que presentarán exposiciones de escultura, pintura, fotografía y videoarte en sus locales, Espacio Sins Entido (Válgame Dios, 6), galería Espacio Mínimo (Doctor Fourquet, 17), y el mercado de San Antón (Augusto Figueroa, 24) acogerán este maratón de las artes plásticas. Entre las varias ofertas teatrales destaca la soberbia obra Bent, de Martin Sherman, dirigida por Gina Piccirilli, y que se representa en el Nuevo Teatro Alcalá.

Cine y ciclos de conferencias son otras de las ofertas que nos trae VISIBLE. En el Centro de Cultura de Rivas-Vaciamadrid, el jueves pasado hubo una brillante mesa redonda con el título de Homosexualidad e Iglesia católica. El papa Benedicto XVI tuvo la gentileza de enviar a los ponentes un telegrama de felicitación y, además, de obsequiarles, a través de su nuncio, con una botellita de añejo benedictine IV.

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