Una rara tierra de cristianos

El historiador de las pateras aún está por comparecer, pero tendrá que tener en cuenta que el Mediterráneo siempre ha estado ahí para atravesarlo. Nieves Paradela, profesora de Estudios Árabes de la Universidad Autónoma de Madrid, da cuenta de los "curiosos impertinentes" musulmanes que en época moderna se asomaron por un país, España, que nunca fue para ellos un país cualquiera, puesto que habían nacido con su recuerdo en el alma. De la rihla (término que designa tanto el viaje como la narración del viaje) medieval hasta la invasión franquista desde Marruecos con su tropa de "moros amigos", Paradela indaga y pormenoriza una serie de experiencias que a cada paso se confrontan con el Al Andalus idealizado y con su realidad posmusulmana, y crean así un género tenso de emoción e ilimitado de enfoques. Aunque el tema se circunscriba a España, constituye una pequeña demostración de lo insidioso de enfoques de hoy como el de Bernard Lewis, que sostiene que, tras las Cruzadas y hasta el siglo XIX, los árabes despreciaron interesarse por las victoriosas pero inferiores sociedades cristianas; el correlato es que Lewis y otros son responsables de sugerir a la Casa Blanca que ese interés se suscite, por ejemplo, a fuerza de bombardear Irak.

Los viajeros protagonistas de este libro no persiguen la crónica objetiva, aunque en cada frase ejerciten la observación y dibujen imágenes nítidas. Enviados diplomáticos o metomentodos (si ambas acepciones pueden divorciarse), en su relato pueden atenerse a ese auténtico género canónico dentro de las letras árabes por el hecho de que España es una Europa muy rara, marginal en ese mundo definitivamente ajeno a la civilización islámica: es decir, España pertenece objetivamente a las bilad al nasara (tierras de los nazarenos o cristianos), pero un musulmán sabe de forma innata que no cabe incluirla en el mismo saco que las tierras de los francos.

Por eso los viajeros que con

cita Paradela están, al narrar España, en todo momento dentro y fuera de sí mismos, de su mundo musulmán, del extraño y a la par familiar país que recorren. La reflexión a que insta este libro no se ciñe sólo a lo historiográfico o documental, sino que abarca la fundamentada duda de si lo andalusí separa o une: cuestión que, lejos de ser académica, adquiere hoy especial relevancia, a la luz de tragedias como la herencia irresponsable que ha dejado la era Aznar y la participación en Irak: de "país hermano" hemos pasado, para sectores árabes no precisamente flexibles ideológicamente, a ser "país que conoció y expulsó al islam".

Paradela estructura su obra

de acuerdo con la cronología, única forma de ordenar semejante material magmático. Tras aclarar las coordenadas de la rihla, nos pone en manos de embajadores marroquíes u otomanos del XVII; luego analiza testimonios de viajeros árabes decimonónicos, muy curiosa la luz que arroja Al Wardani sobre la decadencia española; las narraciones del siglo XX señala con tino Paradela que, pese a la diversificación profesional y nacional de los viajeros, poseen similitudes ideológicas y temáticas, lo que permite establecer ese género árabe como un continuum. A cada protagonista se le acompaña en el libro con sus propios textos, acotados temáticamente: una oportunidad deliciosa para el lector de comparar prejuicios, intuiciones, constataciones y alardes estilísticos. La obra se completa con poderosas bibliografías de textos originales y de comentarios de arabistas.