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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La Galicia americana

"El emigrante, se sabe, no vive en la tierra, la tiene incorporada a su ser". La frase del artista gallego Luis Seoane es el mejor compendio del espíritu de la muestra Diáspora. 10 artistas gallegos en el exilio latinoamericano 1930-1970, un proyecto sin vocación exhaustiva que intenta relatar a través de una decena de ejemplos la historia de la construcción de una identidad artística gallega. Un numeroso grupo de artistas e intelectuales decidió rebelarse contra el aplastamiento del incipiente galleguismo por parte de la dictadura franquista y afrontó la dura tarea de construir en el exilio latinoamericano la Galicia que habían soñado. En la mayoría de los casos, la comprometida militancia política en el bando republicano que compaginaban con su carrera artística les obligó a huir del país.

DIÁSPORA. 10 ARTISTAS GALLEGOS EN EL EXILIO LATINOAMERICANO 1930-1970

Museo Marco

Príncipe, 54. Vigo

Hasta el 11 de septiembre

El periodo de 40 años que comprende la exposición permite seguir la trayectoria de creadores que comenzaron su carrera en una Galicia que se abría a las nuevas corrientes plásticas a principios de los años treinta. Pero la Guerra Civil les fuerza a marchar al exilio para proseguir con su labor. Algunos volvieron a Galicia en la etapa final del franquismo y otros morirían lejos, como es el caso de Alfonso Rodríguez Castelao, padre intelectual y político del galleguismo que muere en 1950 en Buenos Aires. También existen casos de exilio interior, como el de Isaac Díaz Pardo, el único artista de los representados en la muestra que vive actualmente y que permaneció en Galicia después de la guerra, aunque acabó contactando con los exiliados en Latinoamérica y viajando con frecuencia a Argentina. Actualmente, a sus 85 años, sigue trabajando en el diseño gráfico y cerámico, en el mundo editorial y en el desarrollo cultural de Galicia.

Aunque se trata de una exposición temática, el comisario Carlos López Bernárdez ha tenido el acierto de mostrar de forma independiente la obra de los diez artistas seleccionados, de tal modo que se pueda apreciar su evolución y, al mismo tiempo, se construye un relato conjunto de los acontecimientos ocurridos en aquellos años. En primer lugar se observan los intentos de renovación del panorama plástico gallego. Castelao fue el primero en alejarse del costumbrismo con una obra marcada por un fuerte contenido social. También antes de la guerra, artistas como Arturo Souto y Manuel Colmeiro (pertenecientes al grupo de Os Novos) introducen las vanguardias en el arte gallego y rompen definitivamente con el influjo, todavía poderoso, de los pintores regionalistas que dominaron la escena durante las primeras décadas del siglo XX.

La Guerra Civil supone un brusco punto y aparte en este despertar del arte gallego que, a partir de entonces, se ve condenado a desarrollarse en la parte republicana y, finalmente, en el exilio. La muestra recoge varios ejemplos de los álbumes de dibujos realizados por Castelao o Luis Seoane para denunciar los desmanes del bando franquista. Son obras de fuerte contenido político, con ecos de los grabados de Goya e influencias del arte alemán de principios de siglo. Los horrores de la guerra también dejan huella en las pinturas de Colmeiro y Souto. Este último es, junto a Castelao, uno de los artistas que más se distinguen en el apoyo a la República desde la plástica.

Con el triunfo de Franco cientos de miles de gallegos se ven obligados al exilio. Pero en este caso Galicia contaba con una ventaja respecto a otras regiones españolas. Muchos gallegos ya contaban con familiares al otro lado del Atlántico porque la emigración había comenzado a mediados del siglo XIX y eso les allanó el camino para emprender una nueva vida en el exilio, casi siempre marcada por la nostalgia de la tierra natal.

La figura central en los años de posguerra será el pintor, escritor y editor Luis Seoane, un gallego que nació ya emigrante en Argentina, volvió a la tierra de sus padres siendo todavía un niño y se marchó de nuevo a Suramérica al inicio de la guerra, para acabar retornando definitivamente en 1963. Tanto en el exilio como en Galicia, Seoane se preocupa por tratar de que el arte gallego alcance una identidad propia y por conseguir que siga evolucionando pese a las adversas circunstancias políticas. Además de su importancia artística, la labor que realizó en defensa de la cultura gallega tuvo un valor incalculable. Las obras exhibidas ahora permiten un acercamiento a un artista total, que supo conjugar como nadie la modernidad en su pintura con un sentimiento inmenso de amor por Galicia.

La experiencia del exilio dio

lugar a manifestaciones artísticas muy diversas. El pintor surrealista Eugenio Fernández Granell evolucionó en su obra de forma paralela a su periplo vital por países como República Dominicana, Guatemala, Puerto Rico y Estados Unidos. Por su parte, la trayectoria pictórica de Ángel Botello cambió radicalmente tras su estancia en países del Caribe que impregnaron sus cuadros de indigenismo y la vida errante de la pintora surrealista Maruja Mallo tuvo una notable influencia en los vaivenes estilísticos de su obra.

Diáspora también dedica un espacio a la fotografía y al cine a través de las obras de José Suárez y Carlos Velo, respectivamente. Del primero se exhiben fotografías de su etapa inicial en Galicia y de sus viajes por Argentina, mientras que del cineasta Carlos Velo se ha recuperado parte de la película Galicia, rodada pocos meses antes del inicio de la Guerra Civil y en la que es patente la influencia del cineasta soviético Serguéi M. Eisenstein.

Las diversas trayectorias de los artistas que forman parte de la exposición permiten, en cualquier caso, establecer algunos lazos comunes entre ellos, como el compromiso político, que sigue vigente en muchos artistas durante toda la vida, y la añoranza de la tierra, que es uno de los temas presentes en muchas de las obras exhibidas. Sin embargo, la variedad de estilos y temáticas presentes en la muestra es la mejor prueba de que el arte gallego pudo sobrevivir al exilio y evolucionar por caminos muy distintos a los que habría seguido si la historia hubiese sido diferente.

'Despedida' (1938), de Manuel Colmeiro (Pontevedra, 1901-1999).
'Despedida' (1938), de Manuel Colmeiro (Pontevedra, 1901-1999).
'Mujer con cabra' (1929), de Maruja Mallo (Viveiro, Lugo, 1902-Madrid, 1995).
'Mujer con cabra' (1929), de Maruja Mallo (Viveiro, Lugo, 1902-Madrid, 1995).

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