Conde-Pumpido releva al fiscal jefe de lo Penal por "pérdida de confianza"
Torres-Dulce, muy influyente en el sector conservador, fue destituido en contra del Consejo Fiscal
El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, decidió ayer no renovar al fiscal jefe de la Sala Penal del Tribunal Supremo, Eduardo Torres-Dulce, para un nuevo mandato de cinco años por "pérdida de confianza" en su gestión, y proponer al Gobierno su relevo por el fiscal progresista Juan Ignacio Campos. La decisión cogió por sorpresa a todo el Consejo Fiscal, que había votado a favor de la continuidad de Torres-Dulce, y cayó como una bomba en la carrera, ya que el jefe de la Sala Penal está considerado como un miembro muy influyente en el sector conservador y en la mayoritaria Asociación de Fiscales.
"Se ha cargado al líder de la oposición", dice el fiscal jefe de la Sala de lo Militar
El inesperado relevo en el cargo de Eduardo Torres-Dulce, de 55 años, provocó una cascada de reacciones y la petición urgente del Partido Popular para que el fiscal del Estado, Conde-Pumpido, comparezca en el Congreso para explicar el nombramiento del sustituto. El fiscal del Estado justificó su decisión en las "discrepancias" y en la "pérdida de confianza" en el fiscal jefe de lo Penal del Supremo.
Nada más conocerse la propuesta de sustitución, el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, pidió la comparecencia urgente de Conde-Pumpido para que explique en la Cámara baja su "política tremendamente sectaria" en los nombramientos, informa Camilo Valdecantos. En rueda de prensa en el Congreso, Zaplana aseguró que el PP tiene noticias de que "se intenta remover a uno de los fiscales más prestigiosos" simplemente por lo que Conde-Pumpido llama "políticas de equilibrio". En la misma línea, fuentes del entorno del fiscal general expresaron su preocupación por lo arriesgado de la apuesta y el coste político que puede acarrear "descabezar a quien se considera el jefe de la oposición de la carrera fiscal".
La votación del Consejo Fiscal arrojó un resultado de seis votos de los vocales de la conservadora Asociación de Fiscales (AF) frente a cinco de los vocales de la Unión Progresista de Fiscales (UPF), a favor de la continuidad de Torres-Dulce. Para sorpresa de todos, Conde-Pumpido anunció entonces que no iba a renovar el mandato a Torres-Dulce por otros cinco años e iba a proponer al Gobierno el de Juan Ignacio Campos, su único oponente, de la UPF.
Ausente de la votación
Como miembro del Consejo Fiscal, Torres-Dulce se había ausentado de la votación y esperó el resultado en su despacho. Allí fue a buscarle el teniente fiscal del Supremo, José María Luzón, quien le notificó que no iba a ser renovado. Torres-Dulce bajó al Consejo, dio las gracias a quienes le habían votado, expresó su respeto a los que no y felicitó a su oponente, Juan Ignacio Campos.
"Es una decisión que no comparto, pero que acato", declaró Torres-Dulce a este periódico. "No puedo compartir la decisión del fiscal del Estado pero no tengo su confianza, así que buscaré un sitio adecuado a mis características. Llevo trabajando cinco años con Juan Ignacio Campos y es una excelente persona y un fiscal como la copa de un pino, al que expreso mi cariño y mi respaldo", añadió el fiscal sustituido.
Los fiscales jefes deben ser renovados cada cinco años, según una reforma introducida por el PP en el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal en 2003. La modificación fue justificada como la equiparación de las carreras judicial y fiscal, ya que los cargos de gobierno en la judicatura se renuevan cada cinco años. Pero la reforma fue aplicada de inmediato por el anterior fiscal general, Jesús Cardenal, al destituir a los fiscales más críticos con su gestión y más incómodos para el Gobierno de Aznar. El jefe de la Inspección, Juan José Martínez Zato; el fiscal jefe de Madrid, Mariano Fernández Bermejo, y el jefe Anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, fueron relevados de un plumazo. El primero aceptó la Fiscalía de Relaciones Institucionales y los otros dos fueron apartados por Cardenal con el apoyo del Consejo Fiscal.
Ayer, según fuentes fiscales progresistas, se aplicó la misma norma en el caso de Torres-Dulce. "El planteamiento es el de un señor que ha terminado su mandato y no le han renovado. El fiscal general no tiene confianza en él, prefiere al otro candidato y el parecer del Consejo Fiscal no es vinculante. No tiene por qué ser intocable por ser el jefe de la derecha", añadieron las fuentes.
Fuentes de la Fiscalía del Estado apuntaron que el fiscal general había apreciado "falta de implicación" de Torres-Dulce en el proyecto que Conde-Pumpido pretende llevar a cabo en el Ministerio Fiscal y total falta de sintonía entre ambos.
Otras fuentes señalaron que las actividades del destituido en medios de comunicación como crítico de cine y en tertulias radiofónicas eran vistas con poco agrado en la cúpula de la carrera desde hace algún tiempo.
Por el contrario, el fiscal jefe de la Sala de lo Militar, Fernando Herrero Tejedor, de la Asociación de Fiscales, criticó duramente la decisión de Conde-Pumpido, que vinculó a las especiales funciones que realiza el fiscal jefe de la Sala de lo Penal. "Ha sido un relevo por sorpresa, en un momento estratégico. Ahora que están a punto de convocarse las elecciones al Consejo Fiscal y que la campaña se inicia el próximo 23, Conde-Pumpido se carga al líder de la oposición, que además es el que ocupa la jefatura de la fiscalía más importante y el que tiene a su cargo las causas contra aforados: presidente, ministros, diputados, senadores, altos magistrados, etcétera".
Herrero Tejedor, que encabezará la lista conservadora en las elecciones del Consejo Fiscal del próximo día 24, añadió que Conde-Pumpido ha cambiado "a un fiscal de enorme prestigio en la carrera" por un subordinado suyo que, "aunque es un buen fiscal", le cambia "sólo porque pertenece a la UPF".
Por su parte, la Asociación de Fiscales manifestó en un comunicado que con esta decisión "el fiscal general del Estado ha vuelto a dar una muestra del sectarismo que caracteriza su política de nombramientos en la carrera fiscal".
Torres-Dulce conservará la categoría de fiscal de Sala, equivalente al generalato de la carrera, y quedará adscrito a la Fiscalía del Tribunal Supremo, pero no en puestos de mando. Fuentes fiscales señalaron que posiblemente pasará a la Fiscalía ante el Tribunal Constitucional, ya que en el Supremo tendría que estar inevitablemente a las órdenes de sus antiguos subordinados.
Mayores posibilidades
En la actualidad, y con el nombramiento de Juan Ignacio Campos, hay cuatro fiscales de Sala adscritos a la Sala Penal del Supremo, entre los que el fiscal general tendrá que decidir quién ejerce la jefatura en sustitución de Torres-Dulce. En principio, según fuentes fiscales, parece ser Antolín Herrero el que cuenta con mayores posibilidades.
Juan Ignacio Campos Campos, el nuevo fiscal de Sala del Supremo, ingresó en la carrera fiscal hace 27 años y ha estado destinado en Barcelona y Madrid, donde desempeñó el cargo de teniente fiscal o número dos de la fiscalía. Desde 1996 se encuentra destinado en la Sala de lo Penal del Supremo.
Conde-Pumpido también propondrá la renovación por otros cinco años de José María Casadevall Barneda, fiscal jefe de la Audiencia de Girona; de Isabel Rodríguez Mateo, como nueva fiscal de la Inspección de la Fiscalía General del Estado, y de José María Lombardo como nuevo teniente fiscal Antidroga.
Asimismo, propondrá al fiscal Carlos Castresana Fernández y a Paloma Iglesias Moreno como nuevos fiscales de la plantilla del Tribunal Supremo. El primero se encuentra ahora en comisión de estudios en el extranjero y su destino actual es la Fiscalía Anticorrupción.
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