Fraga alardea de haber sacado al campo gallego de "comer caldiño y leche con castañas"
El presidente dice que, si pierde las elecciones, Galicia volverá a la época de los curanderos
El presidente de la Xunta, Manuel Fraga, presumió ayer de haber conseguido la modernización del campo gallego en los últimos 15 años y de sacar a los agricultores de "comer caldiño y leche con castañas". "Aquí hemos hecho un proceso de modernización que al que no lo haya visto empezar le puede parecer exagerado", aseguró Fraga durante un mitin en Sarria (Lugo). La afirmación la completó poco después en el acto con el que cerró la jornada en Monforte de Lemos, donde vaticinó que un triunfo del cambio en las elecciones del 19-J devolvería a Galicia a la época "de las corredoiras [caminos de carro] y los menciñeiros [curanderos]".
Fraga ha comenzado la campaña jugando en casa, lo que equivale a decir las zonas rurales de Galicia, donde la hegemonía del PP se ha mostrado inmune a cualquier desgaste con el paso de los años. Excepto una breve incursión en Pontevedra, el presidente de la Xunta se ha movido entre multitudinarias raciones de empanada y auditorios entusiastas compuestos mayoritariamente por personas mayores, su base electoral.
La jornada de ayer la dedicó a dos de las principales poblaciones del interior de Lugo, Sarria y Monforte de Lemos. En esta última coincidió con el socialista Emilio Pérez Touriño, y Fraga salió triunfador en la batalla por demostrar su poder de convocatoria, aunque no con la claridad de que presumieron los populares. El vicepresidente segundo de la Xunta, Xosé Manuel Barreiro, aseguró que el PP había multiplicado por diez la asistencia al mitin del PSOE. Según un cálculo más realista, Fraga reunió más de 600 personas frente a las cerca de 500 de Touriño.
Antes de llegar a Monforte, Fraga había reunido a 200 personas en Sarria, donde presumió de la labor de modernización que ha hecho su Gobierno en el campo gallego hasta el extremo de afirmar: "En 15 años hemos pasado de un empleo agrario, que no era ni empleo y ocupaba al 40% de la población, y de un sistema de minifundio, donde se comía un caldiño al mediodía y si acaso un poco de leche con castañas por la noche -yo me acuerdo bien-, a granjas que funcionan con maquinaria moderna". Fraga aludió a una obra hecha por su Gobierno en Sarria, el sellado de un vertedero, para insistir en las comparaciones entre la Galicia que él recibió y la que puede presentar tras 15 años: "Antes Galicia daba asco". En Monforte prefirió advertir de lo que se viene encima a los gallegos si se forma un Gobierno de coalición entre PSdeG y BNG: "Nos podemos despedir de todo. Volveremos a la Galicia de las corredoiras y los menciñeiros".
No faltaron tampoco las alertas contra la posibilidad de que Galicia caiga víctima de la "fiebre nacionalista", a la que culpó del asesinato de un joven durante una pelea entre pandillas en las fiestas de Berga (Barcelona). "Por no hablar", añadió, "de lo que ocurre en las herriko tabernas". Fraga se apropió del lema del "cambio tranquilo" que promete Touriño y señaló que si el PSOE pacta con los nacionalistas es porque en las elecciones generales del 14-M logró "una mayoría muy mediocre como consecuencia de un atentado terrorista aún no bien explicado".
Y para finalizar, dos perlas escatológicas. Primero, aludió a una frase que en una ocasión captaron los micrófonos a la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez -"el Plan Galicia de mier...", para sentenciar: "El Plan Galicia de mierda se lo van a comer ellos". Luego, advirtió de que Galicia se juega en estos comicios que "meen sobre nosotros y digan que llueve", en alusión a los socialistas, o "tener una influencia real en el Gobierno de Madrid".
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