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Crónica:OLIMPISMO
Crónica
Texto informativo con interpretación

La otra batalla olímpica

El COI anuncia hoy la evaluación de las ciudades candidatas a los Juegos de 2012 bajo un clima de suspicacias de las federaciones internacionales

Madrid, París, Londres, Nueva York y Moscú están peleando por ser la sede de los Juegos Olímpicos de 2012, y hoy conocen, a través de Internet, justo un mes antes de la elección, las conclusiones de las visitas de la Comisión de Evaluación del Comité Olímpico Internacional (COI). Pero no es la única batalla olímpica que se libra en estos momentos para la edición de dentro de siete años. La lucha de las ciudades es más de cara al exterior, pero existe otra interna, de gran calado estructural en el olimpismo, que ha producido tensiones insólitas en uno de sus pilares, el más importante, las federaciones internacionales. El programa de deportes en los Juegos va a ser abordado a fondo en la próxima Sesión de Singapur, tras la elección de la sede de 2012. Allí, se va a ver qué deportes deben seguir y si otros pueden entrar a sustituir a algunos que no ofrecen ya interés.

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El presidente del COI, Jacques Rogge, que heredó de su predecesor, Juan Antonio Samaranch, el problema de un gigantismo consecuencia del éxito, tiene una auténtica patata caliente entre las manos. Ya en una ocasión anterior, hace tres años, sufrió un revés cuando los miembros de la Sesión del COI le rechazaron en México un primer intento de poner en cuestión ciertos deportes y, sobre todo, partes de ellos, como la marcha en atletismo. Ahora, las federaciones se han puesto en guardia, casi en pie de guerra, en cuanto la comisión ejecutiva dio luz verde el pasado mes de abril en Berlín al plan para votar en Singapur, el 8 de julio, dos días después de la elección de la sede de 2012, sobre la continuidad para esos Juegos -ya no para los de Pekín 2008- de los 28 deportes, uno por uno. De momento, tomaron una decisión insólita: convocar una Asamblea General Extraordinaria que se celebrará mañana en Ginebra.

La Asociación de Federaciones Internacionales de Deportes Olímpicos de Verano (ASOIF) no dio su visto bueno al nuevo procedimiento de expulsión o admisión de deportes en los Juegos, pues le fue comunicado después de la Asamblea que también celebró el pasado mes en Berlín. Las federaciones, por ello, no tuvieron la oportunidad de discutirlo juntas y de pedir al COI las aclaraciones que consideraran pertinentes sobre el procedimiento a seguir. Según la comisión ejecutiva del COI, para mantenerse, deberán tener, al menos, el 51% de los votos de los miembros en la Sesión. Con menos de ese 51% quedarán excluidos. De nuevo estarán en el disparadero y amenazados, sobre todo, el béisbol -que no ha conseguido llevar a los profesionales, como el baloncesto o el hockey sobre hielo-, el sóftbol, la variante femenina, o el pentatlón moderno -deporte de tradición militar antigua, compendio de cinco deportes ya en el programa -tiro, esgrima, natación, hípica y atletismo, aunque el cross no esté en el programa-. Los tres deportes, ya puestos a prueba de expulsión en 2002, se salvaron, pero más por una reacción de los miembros del COI al mal planteamiento global de saneamiento, que incluía en el paquete la marcha. El atletismo, entonces, montó en cólera. Y eso que ya no lo presidía el fallecido Primo Nebiolo. Otras propuestas de descarte eran las aguas bravas del piragüismo, por su alto coste, y el concurso completo de hípica, también por la dureza con los caballos, así como quitar la lucha grecorromana, dejando sólo la libre, con más variedad de llaves. Pero también ahora parece un tanto exagerado poner a votación el atletismo, la natación, u otros deportes básicos en el olimpismo sin haber hecho cabezas de serie. Rogge mantiene su gestión directa, de cirujano, para tomar decisiones democráticas, en un movimiento olímpico que es diferente y se le rebelan sus súbditos.

Hay presidentes de federaciones especialmente enfadados con Rogge por usar un sistema que en principio parece absolutamente lógico, pero no tanto en un organismo como el COI, en el que los miembros son elegidos a dedo, en la llamada cooptación. Se trata de un conglomerado variopinto y susceptible de muchas variantes, como se puede comprobar en las elecciones de sedes. De hecho, una de las acusaciones que se le hacen a Rogge desde las 28 federaciones olímpicas es que al poner en manos de los miembros la decisión de echarlas o no, es como si ellas también tuvieran que hacer campaña como las ciudades candidatas a unos Juegos. Y tener que seguir un camino paralelo de intereses y presiones, aun con las cautelas que pudiera imponer el propio COI, como con las ciudades, porque se mueve mucho dinero por medio. Ser deporte olímpico es una garantía de supervivencia para muchos por los beneficios en los repartos de cada edición de los Juegos. Salir del programa les sería ruinoso. El último deporte que dejó el programa fue el polo, en Berlín, en 1936. Y todos ellos han cerrado filas para mantenerse. La rebelión está servida.

En caso de que se produzcan vacantes, existe ya una lista de deportes a la puerta para entrar . La votación se produciría al día siguiente, el 9 de julio, y los candidatos deberán tener entonces los votos de dos tercios de los miembros del COI, un requisito más duro que para la exclusión. Los deportes que tienen más más posibilidades de ser admitidos si hay espacio, algo que no parece tan claro ante el rechazo que ha producido el plan de poner en solfa a los actuales, son el rugby a 7 -la variante más ágil y moderna del rugby a 15, que estuvo en los Juegos hasta París, en 1924 y en la que Rogge, que fue jugador, tiene especial interés-, el golf, el squash, el patinaje sobre ruedas -del que parece que sólo entrarían las carreras, no el hockey sobre patines ni el patinaje artístico- y hasta el karate, aunque éste deporte de combate sólo parece que tendría hueco a costa de otro. Tendría que ser la cabeza de turco el taekwondo, que entró con calzador en el programa gracias al peso del surcoreano Un Yong Kim, ahora en la cárcel por corrupción, y que ya ha dejado de ser miembro del COI. Más leña del más poderoso árbol asiático, ahora caído. Pero quizá le sobreviva y no haya cambios.

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